Una corta escapada a Salzburgo: un viaje a la época de Mozart
Acompáñanos en un paseo por esta importante ciudad austriaca.
Salzburgo es la cuarta ciudad más habitada de Austria, reconocida antaño por sus minas de sal y el comercio que por ello se desarrolló (de ahí su nombre “ciudad de la sal”), hoy por su calidad de ciudad turística y sede de múltiples conferencias. Pero el sello más propio de la ciudad es la de esta haber sido la cuna y el lugar donde desarrolló sus dotes el eximio e influyente compositor musical Wolfgang Amadeus Mozart. Su casco histórico, en la rivera oeste del río Salzach, tiene las dimensiones necesarias para realizar un paseo a pie muy relajado, que nos llevará a calles estrechas, edificios majestuosos y plazas donde se respira la época en la que Mozart hacía de las suyas. Una buena forma para llegar a la ciudad es el tren, ya sea desde la capital austriaca, Viena, o, como fue nuestro caso, desde la ciudad alemana de Múnich. La estación de tren de Salzburgo está al lado este del río Salzach, por lo tendrás que caminar en dirección sudoeste para llegar al río, cruzar alguno de sus puentes y adentrarte a la zona del centro antiguo. Durante este trayecto, y en el lado este de la ciudad, no dejes de visitar los jardines del Palacio de Mirabell. Si bien el palacio es un maravilloso monumento, en mi opinión, la belleza de sus jardines lo opacan. Es un lugar para quedarse un rato…o más de un rato. Sus colores, la tranquilidad que se respira en él, y, si tienes suerte, la relajante sensación de respirar aire puro escuchando música clásica tocada en vivo (usualmente músicos deleitan a las personas con composiciones clásicas a través de violines y otros instrumentos de cuerda).
Tras abandonar los jardines, y tras cruzar un moderno puente peatonal repleto de candados, nos adentramos en el centro, más precisamente a la tradicional Getreidegasse (calle del grano). Repleta de comercios y restaurantes, pero respetando cada uno de estos la arquitectura y arte del siglo XVIII, es, sin duda, la calle más pintoresca y bella de la ciudad. En ella también se encuentra la casa natal de Mozart, la cual puedes visitar (n°9, 12 euros). Existen hermosas iglesias románicas con modificaciones barrocas, como la iglesia y abadía benedictina de San Pedro, consagrada en el siglo VII; la iglesia Franciscana, del siglo XII; y la catedral de la ciudad, lugar donde fue bautizado el citado Mozart.
Además de caminar por sus tradicionales calles, es un imperativo darse un tiempo para disfrutar sus plazas, todas las cuales tienen sus singularidades: cerca de la Iglesia de San Pedro, la Karajanplatz (Salzburgo transpira música), en la cual destaca un precioso bebedero para caballos; la Domplatz, la plaza que está frente a la catedral; a un costado de la anterior, la Kapitelplatz, que destaca por su hermosa fuente y por el curioso personaje encima de una gran esfera; la Residenzplatz y su fuente con sus caballos emergiendo del agua; y, como no, la Mozartplatz, en cuyo centro se erige un monumento en honor al brillante compositor. Antes de partir, una última visita para endulzar la vida. Dirígete a la Griesgasse, paralela a la Getreidegasse, y cómprate un exquisito chocolate Mozart en la tienda Mozartkugel.