La comida griega es catalogada como una de las mejores del mundo. Sus sabores, condimentos y productos son reconocidos en todo el mundo; si tienes la suerte de darte una vuelta por las tierras que alguna vez cobijaron a Platón y Aristóteles, el comer su comida típica es una de las actividades obligatorias. El caso de su capital, Atenas, no es muy distinto de otras importantes ciudades como las turísticas Roma, Florencia y Venecia; la bella París o la cosmopolita Barcelona. Sí, Atenas también cuenta con lo que se denomina en la jerga viajera como “trampas para turistas”, en otras palabras, restaurantes que cobran caro por comida que, en general (no siempre por supuesto), es de calidad inferior a la de un buen restaurante “autóctono”. Atenas, con una superficie metropolitana de aproximadamente 427 kms cuadrados y casi 6.000.000 de personas, tiene una oferta gigantesca si de encontrar “picadas” se trata. Obviamente que en un viaje corto, en donde se prioriza pasear por el centro turístico de la ciudad para visitar sus lugares emblemáticos como la Acrópolis o el edificio del parlamento griego (donde se puede ver el original cambio de guardia), probablemente no cuentes con mucho tiempo; y lo más a la mano es, precisamente esas hermosas tabernas y restaurantes repletos de turistas, en donde encontrarás, tanto en el ambiente como en la comida, una Atenas artificial. ¿Buscas una experiencia culinaria y cultural más auténtica? Pasamos a darte algunos consejos. Si no cuentas con mucho tiempo, puedes salir de la zona para turistas, es decir de todo lo que rodea a la Acrópolis y el barrio Plaka, y en pocos minutos disfrutar en los lugares donde comen los atenienses. Si lo tuyo es la comida rápida, en donde el gyro es el amo y señor (mas no lo único que puedes encontrar), te recomiendo ir a la zona de la plaza Omonia, la plaza central tradicional de la ciudad. Si prefieres comer comida típica, pero con un presupuesto limitado, en la zona de la avenida Syngrou hay varias alternativas. Ubicada en el sur del barrio Plaka, se puede ir caminando tranquilamente por la avenida donde se encuentra el Jardín Botánico (que a su vez está al sur del Parlamento). Si prefieres los restaurantes o cafeterías de un nivel más alto, la recomendación es el barrio llamado Kolonaki, al norte de la plaza Syntagma (la plaza de la Constitución que se encuentra frente al Parlamento). Un barrio tradicional que también cuenta con una oferta importante de tiendas de ropa de marca. Ahora bien, si el tiempo te alcanza, y quieres salir del centro de Atenas, te recomiendo visitar alguno de los municipios de corte más residencial que cuenta la capital griega, pero que también cuentan con sus centros, los cuales, por supuesto, están con escasas visitas de turistas, y cuentan con lugares para comer donde van casi exclusivamente griegos. Es el caso de Ilioupoli, al sur del municipio de Atenas, o, más al sur, de Glyfada, un balneario de lo más top en Grecia. Por supuesto estas son solamente algunas sugerencias, la capital griega tiene mucho más que ofrecer. Puedes ver nuestra nueva escapada por Atenas buscando comida típica en el siguiente video:
Las islas eolias son un archipiélago compuesto por 7 islas volcánicas. Ubicadas al norte de la costa noreste de la gigante isla de Sicilia, Italia, probablemente hacen más noticias por las erupciones de Stromboli (una de las ínsulas que tiene uno de los volcanes más activos de Europa). Pero fuera de la actividad sísmica, son reconocidas como un destino turístico de primer nivel, en especial en época estival. Volcanes, playas, gastronomía y mucha historia son parte de la carta de presentación de las Eolias, todo lo cual las llevaron a ser consideradas el año 2000 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. De las siete, la principal es Lipari; la más grande en extensión y en población. Con un poco más de 10.000 habitantes, Lipari es conocida también como la isla de los colores, ya que el intenso azul del mar y hermoso verde/café de sus cerros se combinan con edificios alegremente pintados que dan una sensación de estar dentro de esas películas italianas clásicas de antaño. Como buena isla, cuenta con hermosas playas, dentro de las cuales destaca la de Canneto, una de las más próximas al pueblo principal, igualmente llamado Lipari, que además es su principal puerto. De calles estrechas decoradas principalmente por flores y coloridas obras de artistas visuales, sus puntos más bellos son la llamada Marina Corta, un pequeño puerto para embarcaciones menores rodeado por elegantes restaurantes a la orilla del mar y por una arquitectura preciosa, conectada a la calle, a mi gusto, más hermosa de toda Lipari: la vía Garibaldi. Los paseos por lindas calles y el goce de una gastronomía siciliana muy marcada por los productos frescos del mar, no es el único valor de Lipari. También cuenta con un patrimonio histórico-cultural que da cuenta de la riqueza de una isla que fue habitada desde tiempos prehistóricos y colonizada por inmigrantes griegos entre los siglos VII y VI a. de C. Por la ya señalada vía Garibaldi se llega a una larga escalera que lleva a la parte alta del pueblo, la que atesora 3 importantes tesoros: la catedral de San Bartolomeo, iglesia barroca en honor al santo patrono de la isla; el museo arqueológico, considerado uno de los más importantes de todo el Mediterráneo; y su acrópolis, donde se exhiben tumbas antiguas, un teatro romano y que cuenta con las mejores vistas del pueblo. Para llegar a Lipari, el trayecto más corto y económico es partiendo desde el puerto de Milazzo, ubicado en la provincia de Messina, Sicilia (lugar que también recomiendo y del cual puedes leer nuestra experiencia en este sitio web). Zarpan diariamente unas rápidas embarcaciones llamadas hidroalas, de la compañía Liberty Lines. La duración del viaje es de alrededor de una hora. El pueblo se puede recorrer desde el puerto perfectamente a pie. Para recorrer el resto de la isla es necesario arrendar un vehículo, los cuales se arriendan a la salida del puerto. Si quieres conocer más sobre la isla de Lipari, te invitamos a ver el siguiente video.
“Volare…oh, oh, Cantare…oh, oh…Nel blu, dipinto di blu…Felice di stare lassù…” resuena en nuestros pensamientos al llegar a Polignano a Mare, uno de los balnearios más cotizados por turistas italianos y extranjeros que visitan este pequeño rincón del sur de Italia. ¿La razón?. Esta ciudad, hoy de casi 20.000 habitantes y solo a 30 minutos en tren desde la capital de la región de Apulia, Bari, fue la cuna del cantautor Domenico Modugno, quien hizo de “Volare” un himno reconocido mundialmente. La ciudad le rinde homenaje a quien es considerado en la mismísima Italia como el cantante más influyente de la música italiana del siglo XX: una plaza abierta al mar lleva su nombre (excelente mirador para apreciar los acantilados) coronada con una estatua de Modugno con los brazos abiertos y con un fondo dipinto di blu, en alusión al videoclip de la famosa canción. Por supuesto, es uno de los lugares más visitados, formándose incluso filas para obtener una fotografía. Por supuesto, este no es el único atractivo de Polignano a Mare. El principal, sin lugar a duda, son sus playas rodeadas de acantilados, desde donde existen varios miradores para disfrutar de vistas únicas. La particular geografía es complementada por bellas edificaciones de color blanco, que le dan el contraste característico con el azul del mar y del cielo. Su ciudad vieja, a la cual se ingresa por el Arco Marchese, construido en 1530, es solo el inicio de un paseo en la que encontrarás concurridas plazas; pequeñas iglesias barrocas; y frases de personajes ligados al arte, de la talla de Jim Morrison y del chileno Pablo Neruda. Pero en esta aventura, lo más rescatable es poder disfrutar de cada pintoresco rinconcito escondido en sus laberínticas calles de muros blancos y hermoseadas con coloridas flores. No por nada es considerado uno de los lugares más lindos de la región. Como buen lugar receptor de miles y miles de turistas, Polignano a Mare cuenta con una amplia oferta gastronómica. Desde un restaurante considerado como uno de los más caros de toda Europa, que se encuentra en una cueva con vistas al mar en uno de los acantilados, hasta las típicas cafeterías italianas. Desde el punto de vista gastronómico, el fuerte son los pescados y mariscos, siendo famosos los paninos (sándwiches) con productos del mar. Pero también es común encontrar en la ciudad todo lo típico que se ofrece en la región de Apulia: focaccia barese, café leccese, pasticcioto, tetta della monaca, panzerotto, etc. Si quieres conocer más sobre este precioso lugar, te invitamos a ver el siguiente video.
La comida griega es catalogada como una de las mejores del mundo. Sus sabores, condimentos y productos son reconocidos en todo el mundo; si tienes la suerte de darte una vuelta por las tierras que alguna vez cobijaron a Platón y Aristóteles, el comer su comida típica es una de las actividades obligatorias. El caso de su capital, Atenas, no es muy distinto de otras importantes ciudades como las turísticas Roma, Florencia y Venecia; la bella París o la cosmopolita Barcelona. Sí, Atenas también cuenta con lo que se denomina en la jerga viajera como “trampas para turistas”, en otras palabras, restaurantes que cobran caro por comida que, en general (no siempre por supuesto), es de calidad inferior a la de un buen restaurante “autóctono”. Atenas, con una superficie metropolitana de aproximadamente 427 kms cuadrados y casi 6.000.000 de personas, tiene una oferta gigantesca si de encontrar “picadas” se trata. Obviamente que en un viaje corto, en donde se prioriza pasear por el centro turístico de la ciudad para visitar sus lugares emblemáticos como la Acrópolis o el edificio del parlamento griego (donde se puede ver el original cambio de guardia), probablemente no cuentes con mucho tiempo; y lo más a la mano es, precisamente esas hermosas tabernas y restaurantes repletos de turistas, en donde encontrarás, tanto en el ambiente como en la comida, una Atenas artificial. ¿Buscas una experiencia culinaria y cultural más auténtica? Pasamos a darte algunos consejos. Si no cuentas con mucho tiempo, puedes salir de la zona para turistas, es decir de todo lo que rodea a la Acrópolis y el barrio Plaka, y en pocos minutos disfrutar en los lugares donde comen los atenienses. Si lo tuyo es la comida rápida, en donde el gyro es el amo y señor (mas no lo único que puedes encontrar), te recomiendo ir a la zona de la plaza Omonia, la plaza central tradicional de la ciudad. Si prefieres comer comida típica, pero con un presupuesto limitado, en la zona de la avenida Syngrou hay varias alternativas. Ubicada en el sur del barrio Plaka, se puede ir caminando tranquilamente por la avenida donde se encuentra el Jardín Botánico (que a su vez está al sur del Parlamento). Si prefieres los restaurantes o cafeterías de un nivel más alto, la recomendación es el barrio llamado Kolonaki, al norte de la plaza Syntagma (la plaza de la Constitución que se encuentra frente al Parlamento). Un barrio tradicional que también cuenta con una oferta importante de tiendas de ropa de marca. Ahora bien, si el tiempo te alcanza, y quieres salir del centro de Atenas, te recomiendo visitar alguno de los municipios de corte más residencial que cuenta la capital griega, pero que también cuentan con sus centros, los cuales, por supuesto, están con escasas visitas de turistas, y cuentan con lugares para comer donde van casi exclusivamente griegos. Es el caso de Ilioupoli, al sur del municipio de Atenas, o, más al sur, de Glyfada, un balneario de lo más top en Grecia. Por supuesto estas son solamente algunas sugerencias, la capital griega tiene mucho más que ofrecer. Puedes ver nuestra nueva escapada por Atenas buscando comida típica en el siguiente video:
Las islas eolias son un archipiélago compuesto por 7 islas volcánicas. Ubicadas al norte de la costa noreste de la gigante isla de Sicilia, Italia, probablemente hacen más noticias por las erupciones de Stromboli (una de las ínsulas que tiene uno de los volcanes más activos de Europa). Pero fuera de la actividad sísmica, son reconocidas como un destino turístico de primer nivel, en especial en época estival. Volcanes, playas, gastronomía y mucha historia son parte de la carta de presentación de las Eolias, todo lo cual las llevaron a ser consideradas el año 2000 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. De las siete, la principal es Lipari; la más grande en extensión y en población. Con un poco más de 10.000 habitantes, Lipari es conocida también como la isla de los colores, ya que el intenso azul del mar y hermoso verde/café de sus cerros se combinan con edificios alegremente pintados que dan una sensación de estar dentro de esas películas italianas clásicas de antaño. Como buena isla, cuenta con hermosas playas, dentro de las cuales destaca la de Canneto, una de las más próximas al pueblo principal, igualmente llamado Lipari, que además es su principal puerto. De calles estrechas decoradas principalmente por flores y coloridas obras de artistas visuales, sus puntos más bellos son la llamada Marina Corta, un pequeño puerto para embarcaciones menores rodeado por elegantes restaurantes a la orilla del mar y por una arquitectura preciosa, conectada a la calle, a mi gusto, más hermosa de toda Lipari: la vía Garibaldi. Los paseos por lindas calles y el goce de una gastronomía siciliana muy marcada por los productos frescos del mar, no es el único valor de Lipari. También cuenta con un patrimonio histórico-cultural que da cuenta de la riqueza de una isla que fue habitada desde tiempos prehistóricos y colonizada por inmigrantes griegos entre los siglos VII y VI a. de C. Por la ya señalada vía Garibaldi se llega a una larga escalera que lleva a la parte alta del pueblo, la que atesora 3 importantes tesoros: la catedral de San Bartolomeo, iglesia barroca en honor al santo patrono de la isla; el museo arqueológico, considerado uno de los más importantes de todo el Mediterráneo; y su acrópolis, donde se exhiben tumbas antiguas, un teatro romano y que cuenta con las mejores vistas del pueblo. Para llegar a Lipari, el trayecto más corto y económico es partiendo desde el puerto de Milazzo, ubicado en la provincia de Messina, Sicilia (lugar que también recomiendo y del cual puedes leer nuestra experiencia en este sitio web). Zarpan diariamente unas rápidas embarcaciones llamadas hidroalas, de la compañía Liberty Lines. La duración del viaje es de alrededor de una hora. El pueblo se puede recorrer desde el puerto perfectamente a pie. Para recorrer el resto de la isla es necesario arrendar un vehículo, los cuales se arriendan a la salida del puerto. Si quieres conocer más sobre la isla de Lipari, te invitamos a ver el siguiente video.
“Volare…oh, oh, Cantare…oh, oh…Nel blu, dipinto di blu…Felice di stare lassù…” resuena en nuestros pensamientos al llegar a Polignano a Mare, uno de los balnearios más cotizados por turistas italianos y extranjeros que visitan este pequeño rincón del sur de Italia. ¿La razón?. Esta ciudad, hoy de casi 20.000 habitantes y solo a 30 minutos en tren desde la capital de la región de Apulia, Bari, fue la cuna del cantautor Domenico Modugno, quien hizo de “Volare” un himno reconocido mundialmente. La ciudad le rinde homenaje a quien es considerado en la mismísima Italia como el cantante más influyente de la música italiana del siglo XX: una plaza abierta al mar lleva su nombre (excelente mirador para apreciar los acantilados) coronada con una estatua de Modugno con los brazos abiertos y con un fondo dipinto di blu, en alusión al videoclip de la famosa canción. Por supuesto, es uno de los lugares más visitados, formándose incluso filas para obtener una fotografía. Por supuesto, este no es el único atractivo de Polignano a Mare. El principal, sin lugar a duda, son sus playas rodeadas de acantilados, desde donde existen varios miradores para disfrutar de vistas únicas. La particular geografía es complementada por bellas edificaciones de color blanco, que le dan el contraste característico con el azul del mar y del cielo. Su ciudad vieja, a la cual se ingresa por el Arco Marchese, construido en 1530, es solo el inicio de un paseo en la que encontrarás concurridas plazas; pequeñas iglesias barrocas; y frases de personajes ligados al arte, de la talla de Jim Morrison y del chileno Pablo Neruda. Pero en esta aventura, lo más rescatable es poder disfrutar de cada pintoresco rinconcito escondido en sus laberínticas calles de muros blancos y hermoseadas con coloridas flores. No por nada es considerado uno de los lugares más lindos de la región. Como buen lugar receptor de miles y miles de turistas, Polignano a Mare cuenta con una amplia oferta gastronómica. Desde un restaurante considerado como uno de los más caros de toda Europa, que se encuentra en una cueva con vistas al mar en uno de los acantilados, hasta las típicas cafeterías italianas. Desde el punto de vista gastronómico, el fuerte son los pescados y mariscos, siendo famosos los paninos (sándwiches) con productos del mar. Pero también es común encontrar en la ciudad todo lo típico que se ofrece en la región de Apulia: focaccia barese, café leccese, pasticcioto, tetta della monaca, panzerotto, etc. Si quieres conocer más sobre este precioso lugar, te invitamos a ver el siguiente video.