“Malverde: El Santo Patrón” por Telemundo Internacional, conversamos con su estrella Alejandro Nones
Basada en hechos reales, la serie ya está siendo transmitida por el canal de televisión.
Definida como una superproducción de época, la nueva serie de Telemundo Internacional, “Malverde: El Santo Patrón” está inspirada en uno de los personajes más importantes y controversiales de los últimos 150 años en Latinoamérica, Jesús Malverde, un forajido que -con el tiempo- se convirtió en una figura legendaria, un ícono religioso y protector de los inocentes, pobres y desposeídos.
Ambientada en el siglo XIX, en un México en plena revolución, la serie nos pone en los zapatos de Malverde -interpretado por Pedro Fernández- un bandido que, como si fuese Robin Hood, le roba a los ricos para darle el fruto de sus atracos a los que menos tienen. De hecho, el actor y cantante confesó sentirse identificado con su personaje, ya que le apasiona su lucha por la justicia y la igualdad en las clases sociales.
Junto a Fernández, lo acompañan un impresionante reparto repleto de estrellas, como Carolina Miranda, Mark Tacher, Isabella Castillo y Alejandro Nones, quien interpreta a Nazario Aguilar, el compañero y mejor amigo de Malverde.
Con notorias influencias del western, la serie llama la atención por su notable trabajo de producción. Más de 190 personas fueron parte del rodaje, se tuvo que construir una ciudad entera con edificios a gran escala para simular la época, tuvo cuidados vestuarios, fotografía elaborada y maquillaje, entre muchas otras cualidades artísticas.
“Malverde: El Santo Patrón” ya está disponible por las pantallas de Telemundo Internacional y estrena nuevos episodios de lunes a viernes.
Revista Televitos, en colaboración con En Palco, conversó una vez más con el actor venezolano Alejandro Nones sobre su papel como Nazario Aguilar, el mejor amigo de Malverde.
¿Cómo fue tu acercamiento a esta producción y a la figura de Jesús Malverde?
Mi approach con esta historia fue leer y entender, porque la información que yo tenía en mi cabeza con respecto a Malverde, era que era -de alguna manera- el Santo de los narcos. Y resulta que no, y me encanta recalcar que esta historia que se cuenta no es la historia del Santo de los narcos, sino que es la historia de esta figura, este hombre con mucha conciencia social. Con mucho conocimiento para curar con las plantas, porque fue criado por unos indios Yoremes que le enseñaron a curar. Con esa conciencia social, esa cercanía con el pueblo y con la gente, se fue creando esta leyenda de El Santo Patrón de Malverde. Un Santo al que se le sigue pidiendo, que se volvió el Santo de Sinaloa y, por ende, la gente pensaba que era el Santo de los narcos, pero nada que ver.
Yo leyendo mucho, investigando y entendiendo un poco, ya había tenido la oportunidad de interpretar personajes de Sinaloa y había ido a Sinaloa a hacer trabajo de campo. Y en esa oportunidad yo tuve el regalo de poder estar en en la capilla de Malverde, con el hijo del que creó la capilla. También es información que fui a refrescar en mi cabeza. Y bueno, entender también un poco el mundo de 1910, que es una época histórica importantísima, en plena Revolución Mexicana, un momento social muy caliente y muy importante para la historia de México. Entonces, todos esos elementos creo que eran importantes.
Cuéntame un poquito sobre tu personaje Nazario Aguilar, ¿Cómo lo desarrollaste? ¿Qué tan difícil fue hacer un personaje de época?
Nazario Aguilar es ese compañero tan fiel, que está ahí en cuerpo y alma, porque admira la visión de Malverde, porque admira al ser humano, la conciencia, la lucha y las ganas que tiene de hacer un mundo mejor. Sin duda son muy idealistas, son muy soñadores. Y digamos que el más sabio, Nazario es el primero que ve en Malverde a un Santo, y es el que se encarga de decirle al mundo: “Aquí hay algo especial”. Creo que es un personaje muy noble, muy positivo, con sentido de la hermandad, de la fidelidad, de estar ahí con una entrega total. A mí me parece maravilloso, un personaje que nace desde la luz. Es un personaje que tiene una enfermedad, y siendo un forajido -por decirlo de alguna manera-, está jugándose la vida todo el tiempo cada segundo. Entonces creo que esos elementos hacen a Nazario, un personaje muy especial.
Esta serie tiene mucho de western, un género que a mí me gusta mucho. ¿Hubo algunas cosas que tuviste que aprender, como andar a caballo o usar un arma?
Fue como un regalo, porque fue como jugar a los vaqueros, pero con todos los juguetes, con todos los elementos, los caballos, el revólver, los rifles, los malos, las explosiones, los conejos, los animales, el borracho de la plaza, los niños jugando el bar del pueblo, el político del pueblo, o sea todo de verdad, para los que tenemos una conexión con el western y que hemos visto a lo largo de la vida historias que nos han marcado. A mí me llevaban constantemente a ver “El Zorro”, una serie de Disney que vi hace cualquier cantidad de años, creo que era en blanco y negro, y era una gran producción. Y ahora poder jugar -porque la actuación es un juego- y entrar a la ficción con todos esos elementos, sin dudas, fue un regalo. Yo he tenido contacto con caballos, toda mi vida me ha gustado mucho. Desde que me acuerdo. Mi familia tuvo caballos, fui a un club toda mi vida donde tenía caballos, y siempre monté, pero nos juntamos todos antes de empezar a grabar, como un mes y medio montando a caballo, tomando clases, porque si bien se aprende, nunca se olvida, pero está bueno estar como cómodo, porque estos tipos vienen montados a un caballo, entonces hay que tener esa naturalidad, esa frescura de algo tan cotidiano para los personajes. En definitiva, disfruté muchísimo tener todo ese mundo que, de alguna manera, formó parte de mi niñez.
En otros temas. Hace poco estuviste en Chile y me dijiste que estabas en busca de comida tradicional, ¿lo lograste?
Chile me ha dado muchísimo cariño a lo largo de los años en diferentes proyectos, pero sobre todo con “¿quién mató a Sara?”, fue una cosa sumamente importante, y entonces siempre he sentido un cariño especial. Y entonces ahora que estuve promocionando otro proyecto, pues nada, sentir tanto cariño fue importante, fue mágico, pero, sin duda, descubrir desde otro lugar, porque ya conocía el curanto, yo había ido a Chiloé, al sur de Chile, había estado en Santiago, pero ahora fui como adulto curioso a buscar. Me metí en el Mercado Tirso de Molina, y pedí de todo. Pedí pastel de choclo, pedí la cazuela, que me parece de lo más rico que he comido en mi vida. O sea, disfruté demasiado la comida chilena, entonces fue una experiencia muy, muy bonita. Me encantaría volver.