“El Mono”: Oz Perkins se burla de todos (y lo hace bien)
La nueva película del director de “Longlegs” ya está en cines chilenos.
Tras el impacto de Longlegs, Oz Perkins regresa con El Mono (The Monkey), una película que, lejos de repetir la solemnidad de su anterior trabajo, opta por un enfoque de horror negro, casi azabache, que no se toma demasiado en serio a sí misma. Con un ritmo dinámico y una fotografía exquisita, Perkins juega con las expectativas del público, entregando una obra que mantiene un tono siniestro, pero siempre con una sonrisa burlona en los labios.
Basada libremente en el relato corto de Stephen King, El Mono cuenta con la bendición del propio autor, quien ha expresado su entusiasmo por la adaptación. La historia sigue a dos hermanos idénticos: el dócil Hall y el cruel Bill, quienes al descubrir un viejo mono de juguete de su infancia, desatan una serie de eventos macabros. Cada vez que el siniestro artefacto golpea su tambor, alguien muere de manera violenta, lo que lleva a los protagonistas a enfrentar su pasado y tratar de desentrañar el misterio detrás de la maldición.
El elenco está encabezado por Theo James (The White Lotus), quien demuestra una sólida presencia en pantalla interpretando a los dos hermanos gemelos en forma adulta. Por su parte, el joven Christian Convery (Sweeth Tooth) es el encargado de dar vida a los hermanos Hal y Bill durante su infancia. El reparto incluye, además, a Tatiana Maslany (Orphan Black), aportando su habitual intensidad y Elijah Wood, quien sigue explorando su gusto por el horror en papeles excéntricos.
Uno de los aspectos más destacados es su gore desmesurado, que convierte la película en un espectáculo más cercano al cine B que a una típica producción de Hollywood. Con muertes exageradas, cuerpos estallando y sangre brotando a chorros, El Mono homenajea al splatter más delirante de cintas como Braindead o Evil Dead. En este sentido, la película deja una sensación similar a Malignant, del propio James Wan, donde el director parecía soltarse por completo y entregarse al absurdo.
Producida por Wan, el maestro detrás de El Conjuro y Saw, la película encuentra un equilibrio entre el terror sobrenatural y el humor negro, con Perkins demostrando su versatilidad y su capacidad para jugar con los códigos del género. A diferencia de muchas producciones recientes que parecen competir por la mayor duración posible, El Mono apuesta por una concisa y efectiva duración de 90 minutos, un regreso bienvenido a una época donde las películas no necesitaban dos horas y media para contar una historia.
Con esta cinta, Perkins confirma que no está interesado en hacer películas de terror convencionales. El Mono no será Longlegs, pero ahí radica precisamente su mayor encanto: se burla de sí misma, de su público y, en el proceso, se convierte en una de las experiencias más entretenidas del año.
Ya está en cines chilenos.