No sólo regresó el fantasma ochentero favorito de muchos, sino que también el Tim Burton que encantó a tantos décadas atrás. “Beetlejuice Beetlejuice” es una cinta entretenida de principio a fin, nostálgica, de look y efectos similares a su predecesora. Llena de ritmo, nos pasea por una alocada historia con variados personajes y diferentes líneas de acción, algunas -eso sí- son un poco de relleno como la de los personajes de Willem Dafoe (un actor de segunda muerto y patético con delirio de policía) y Monica Bellucci (la vengativa ex de Beetlejuice, mezcla de Frankenstein y El Cadáver de la Novia). En la historia principal, vemos a Lydia Deetz ( Winona Ryder) convertida es una famosa médium, quien tiene un programa de TV con un look muy parecido a “Elvira: Mistress of the Dark”. Su productor y novio, Rory ( Justin Theroux), claramente, quiere aprovecharse de su don, mientras que su hija adolescente, Astrid ( Jenna Ortega), detesta que su madre sea tan anormal, no le cree para nada sus historias de fantasmas. Cuando la madrastra de Lydia, la excéntrica Delia ( Catherine O’Hara), le cuenta que su padre ha muerto trágicamente en un viaje, las tres mujeres regresan a Winter River para darle el último adiós a Charles, pero sin dimensionar que esto traerá de vuelta al enamorado del más allá de Lydia, Beetlejuice ( Michael Keaton), el que desde hace un tiempo se le viene manifestando a la ahora médium. La música es una parte muy importante de la cinta, desde “ Tragedy ” de The Bee Gees, pasando por la romántica “ Right Here Waiting ” de Richard Marx, hasta el regreso del clásico de Harry Belafonte “ Day-O (The Banana Boat Song) ” en el funeral de Charles. Por supuesto, de nueva cuenta, la banda sonora está a cargo de Danny Elfman, largo tiempo colaborador de Burton. Una de las cosas entretenidas de la película es descubrir los pequeños ‘easter eggs’ y reenvíos que encuentras a los largo de la producción desde su inicio, no sólo en referencia a la entrega original, sino que también al mundo del cine de terror y a la cultura pop. Pasa por sugerir a los Maitlands (personajes de Geena Davis y Alec Baldwin en la primera película) en varias oportunidades; “Soul Train”, el tren que lleva a la gloria eterna, es como el famoso programa de R&B estadounidense del mismo nombre; el cameo de Danny de Vito hace referencia a El Pingüino; existe una secuencia en italiano que nos lleva al clásico cine de terror en blanco y negro; reenvíos a cintas como “Rebelde Sin Causa”, “Carrie” o “Psicosis”, etcétera, son parte de los regalos que podremos encontrar. “Beetlejuice Beetlejuice” no defrauda, valió la pena la espera. En una época donde estamos acostumbrados a ver penosos remakes de los clásicos o precuelas/secuelas que nunca están a la altura, esta película es una más que digna continuación que dejara feliz a los fanáticos de antaño y a quiene gustan del buen cine. Por último, mencionar que por fin Bob tiene su momento de brillar en esta entrega, causando risas, ternura y pena en los espectadores. Disponible en salas del país.
No sólo regresó el fantasma ochentero favorito de muchos, sino que también el Tim Burton que encantó a tantos décadas atrás. “Beetlejuice Beetlejuice” es una cinta entretenida de principio a fin, nostálgica, de look y efectos similares a su predecesora. Llena de ritmo, nos pasea por una alocada historia con variados personajes y diferentes líneas de acción, algunas -eso sí- son un poco de relleno como la de los personajes de Willem Dafoe (un actor de segunda muerto y patético con delirio de policía) y Monica Bellucci (la vengativa ex de Beetlejuice, mezcla de Frankenstein y El Cadáver de la Novia). En la historia principal, vemos a Lydia Deetz ( Winona Ryder) convertida es una famosa médium, quien tiene un programa de TV con un look muy parecido a “Elvira: Mistress of the Dark”. Su productor y novio, Rory ( Justin Theroux), claramente, quiere aprovecharse de su don, mientras que su hija adolescente, Astrid ( Jenna Ortega), detesta que su madre sea tan anormal, no le cree para nada sus historias de fantasmas. Cuando la madrastra de Lydia, la excéntrica Delia ( Catherine O’Hara), le cuenta que su padre ha muerto trágicamente en un viaje, las tres mujeres regresan a Winter River para darle el último adiós a Charles, pero sin dimensionar que esto traerá de vuelta al enamorado del más allá de Lydia, Beetlejuice ( Michael Keaton), el que desde hace un tiempo se le viene manifestando a la ahora médium. La música es una parte muy importante de la cinta, desde “ Tragedy ” de The Bee Gees, pasando por la romántica “ Right Here Waiting ” de Richard Marx, hasta el regreso del clásico de Harry Belafonte “ Day-O (The Banana Boat Song) ” en el funeral de Charles. Por supuesto, de nueva cuenta, la banda sonora está a cargo de Danny Elfman, largo tiempo colaborador de Burton. Una de las cosas entretenidas de la película es descubrir los pequeños ‘easter eggs’ y reenvíos que encuentras a los largo de la producción desde su inicio, no sólo en referencia a la entrega original, sino que también al mundo del cine de terror y a la cultura pop. Pasa por sugerir a los Maitlands (personajes de Geena Davis y Alec Baldwin en la primera película) en varias oportunidades; “Soul Train”, el tren que lleva a la gloria eterna, es como el famoso programa de R&B estadounidense del mismo nombre; el cameo de Danny de Vito hace referencia a El Pingüino; existe una secuencia en italiano que nos lleva al clásico cine de terror en blanco y negro; reenvíos a cintas como “Rebelde Sin Causa”, “Carrie” o “Psicosis”, etcétera, son parte de los regalos que podremos encontrar. “Beetlejuice Beetlejuice” no defrauda, valió la pena la espera. En una época donde estamos acostumbrados a ver penosos remakes de los clásicos o precuelas/secuelas que nunca están a la altura, esta película es una más que digna continuación que dejara feliz a los fanáticos de antaño y a quiene gustan del buen cine. Por último, mencionar que por fin Bob tiene su momento de brillar en esta entrega, causando risas, ternura y pena en los espectadores. Disponible en salas del país.