Las producciones surcoreanas cada vez tienen mayor aceptación en el público chileno, y cada cierto tiempo llegan nuevas películas, que -muchas veces- sorprenden por su gran calidad, interpretaciones e historia. Ahora, tras el reciente estreno de la más que notable “Exhuma”, aterriza en las salas nacionales “Crónica Sangrienta” (Aengkeo), un atractivo thriller psicológico con elementos de horror, que está ambientado en el mundo de la televisión. Protagonizada por Chun Woo-hee, a quienes algunos reconocerán por otras fascinantes propuestas orientales como “Mother” de Bong Joon-ho y “The Wailing” de Na Hong-jin, la película nos pone en los zapatos de Jung Se-ra, una famosa presentadora de noticias, que una noche, minutos antes de salir al aire, recibe una llamada telefónica de una mujer alterada, quien le cuenta que un hombre acaba de entrar a su casa y planea matarla. Al comienzo, Se-ra cree que es una simple broma telefónica, pero cuando se entera que una mujer y su hija fueron asesinadas, afectada decide comenzar a investigar el caso. La culpa por no reaccionar a tiempo, además de la constante presión de su madre ( Lee Hye-young) por convertirse en una destacada reportera, harán que Se-ra se enfrente a sus peores miedos. Atrapante y con grandes interpretaciones del elenco, quizás el mayor atractivo de “Crónica Sangrienta” es su habilidad de jugar con los géneros y con las expectativas del público. Al comienzo, a simple vista la película parece un thriller sobre asesinos, pero a medida que avanza la trama, el filme va tomando ribetes mucho más psicológicos y con momentos propios del cine de fantasmas, que nos hará creer que estamos viendo un filme de horror. Ya para el final, la cinta da nuevamente un giro (que se ve venir casi a la mitad), pero que en este caso tiene más que ver con Norman Bates y Psicosis. Al final, el espectador puede quedar algo mareado, así que hay que estar atentos. En general, la ópera prima de la directora Jeong Ji-yeon ( que originalmente se estrenó en 2022, pero recién podemos disfrutar) no aburre, pero su ritmo a veces lento y con una duración mayor a la necesaria, hacen que el conjunto final se vea algo lastrado. De todas maneras, su ambientación en el mundo de la TV, hacen que la cineasta pueda profundizar en temas serios como la presión social que se viven en su país por alcanzar el éxito, así como en la alta tasa de suicidios y depresión. Una cinta ideal para los amantes del thriller psicológico y de las películas de Alfred Hitchcock. Ya disponible en cines chilenos.
Hace poco más de dos años, la sección Midnight del Festival de Sundance, exhibió por primera vez la cinta danesa Gæsterne, traducida al inglés como “ Speak no Evil ”, un aclamado thriller psicológico dirigido por el también actor, Christian Tafdrup. Era evidente que los estadounidenses, incapaces de leer subtítulos, harían su propia adaptación de la historia, y es así como de la mano de la factoría Blumhouse llega este remake, un producto que para los más puristas puede parecer “innecesario”, pero que si se ve desconociendo la historia original (como yo), es un fascinante ejercicio de tensión, muy divertido y con una de las mejores actuaciones de James McAvoy en años. El encargado de dirigirla fue James Watkins, el mismo realizador de aclamados thrillers británicos como Eden Lake (2008) o The Woman in Black (2012), y la premisa es idéntica a la del filme original. Una familia americana, los Dalton, compuesta por Ben ( Scoot McNairy), Louise ( Mackenzie Davis) y su hija Agnes ( Alix West Lefter), están disfrutando de sus vacaciones en la Toscana Italiana. Allí, conocerán a otro matrimonio encabezado por el carismático Paddy ( James McAvoy), su esposa Ciara ( Aisling Franciosi) y su hijo Ant ( Dan Hough), quien no puede hablar por una extraña enfermedad en las cuerdas vocales. Ambas familias pasan buenos momentos y algunas risas durante su estadía en Italia, hasta que Paddy lanza una invitación amistosa: que una vez que acaben las vacaciones, los Dalton vayan a visitarlos a su casa en el campo de Inglaterra. Aprovechando que el matrimonio de Ben y Louise no está pasando por el mejor momento, ambos deciden aceptar la propuesta. Sin embargo, ya en la finca de Paddy y compañía, no pasará mucho tiempo hasta que empiecen a surgir los primeros roces entre los grupos familiares, lo que irá subiendo la tensión. ¿Será que son simples discusiones por diferencias de opiniones? ¿O es que Paddy oculta algo más siniestro? A pesar de tener un argumento conocido, lo cierto es que Watkins hace que la película nunca pierda su ritmo e interés, y nos mantiene durante toda la primera parte al borde del asiento, esperando que las cosas se vayan al demonio y empiecen a ocurrir cosas desagradables. Esto gracias al fabuloso trabajo de su elenco, especialmente de James McAvoy, a quien se le nota que le fascina hacer de psicópata, luego de su brillante trabajo en Split (2016). Paddy es un tipo extraño, pero increíblemente simpático, lo que incluso nos hace dudar de su posible maldad. Por otro lado, el filme plantea el típico choque de culturas, entre lo urbano y lo rural, lo nuevo y lo clásico, donde la familia Dalton, especialmente Louise, hace el papel de la típica madre estadounidense moderna, vegetariana y sobreprotectora, quien se enfrenta al estilo rústico y mucho más agresivo de Paddy. Sin embargo, en un comienzo, todos son muy gentiles y dejan pasar algunas actitudes que podrían ser molestas, sólo con la idea de no arruinar una visita cordial. Este ambiente psicológico anómalo e incómodo, donde Ben toma el peor papel, por ser reflejado como un padre patético y temeroso al enfrentamiento, a lo largo de la trama es perfectamente creado. Lamentablemente, para el último tercio de la película, donde empiezan a ser revelados las intenciones siniestras de los dueños de casa, Watkins decide convertir la cinta en un clásico “home invasion”, que bebe obligadamente de clásicos como Straw Dogs (1973), y en la que Paddy pasa de ser un personaje complejo psicológicamente a un villano del montón motivado por tópicos mundanos como la codicia y el resentimiento social, para terminar toda la pesadilla con un final feliz, made in hollywood, completamente previsible. De todos modos, el nuevo filme de Watkins es un remake más que logrado, especialmente por su vibrante ritmo, su tensión creciente y el genial trabajo del elenco. No Hables con Extraños ya está en salas chilenas.
Las producciones surcoreanas cada vez tienen mayor aceptación en el público chileno, y cada cierto tiempo llegan nuevas películas, que -muchas veces- sorprenden por su gran calidad, interpretaciones e historia. Ahora, tras el reciente estreno de la más que notable “Exhuma”, aterriza en las salas nacionales “Crónica Sangrienta” (Aengkeo), un atractivo thriller psicológico con elementos de horror, que está ambientado en el mundo de la televisión. Protagonizada por Chun Woo-hee, a quienes algunos reconocerán por otras fascinantes propuestas orientales como “Mother” de Bong Joon-ho y “The Wailing” de Na Hong-jin, la película nos pone en los zapatos de Jung Se-ra, una famosa presentadora de noticias, que una noche, minutos antes de salir al aire, recibe una llamada telefónica de una mujer alterada, quien le cuenta que un hombre acaba de entrar a su casa y planea matarla. Al comienzo, Se-ra cree que es una simple broma telefónica, pero cuando se entera que una mujer y su hija fueron asesinadas, afectada decide comenzar a investigar el caso. La culpa por no reaccionar a tiempo, además de la constante presión de su madre ( Lee Hye-young) por convertirse en una destacada reportera, harán que Se-ra se enfrente a sus peores miedos. Atrapante y con grandes interpretaciones del elenco, quizás el mayor atractivo de “Crónica Sangrienta” es su habilidad de jugar con los géneros y con las expectativas del público. Al comienzo, a simple vista la película parece un thriller sobre asesinos, pero a medida que avanza la trama, el filme va tomando ribetes mucho más psicológicos y con momentos propios del cine de fantasmas, que nos hará creer que estamos viendo un filme de horror. Ya para el final, la cinta da nuevamente un giro (que se ve venir casi a la mitad), pero que en este caso tiene más que ver con Norman Bates y Psicosis. Al final, el espectador puede quedar algo mareado, así que hay que estar atentos. En general, la ópera prima de la directora Jeong Ji-yeon ( que originalmente se estrenó en 2022, pero recién podemos disfrutar) no aburre, pero su ritmo a veces lento y con una duración mayor a la necesaria, hacen que el conjunto final se vea algo lastrado. De todas maneras, su ambientación en el mundo de la TV, hacen que la cineasta pueda profundizar en temas serios como la presión social que se viven en su país por alcanzar el éxito, así como en la alta tasa de suicidios y depresión. Una cinta ideal para los amantes del thriller psicológico y de las películas de Alfred Hitchcock. Ya disponible en cines chilenos.
Hace poco más de dos años, la sección Midnight del Festival de Sundance, exhibió por primera vez la cinta danesa Gæsterne, traducida al inglés como “ Speak no Evil ”, un aclamado thriller psicológico dirigido por el también actor, Christian Tafdrup. Era evidente que los estadounidenses, incapaces de leer subtítulos, harían su propia adaptación de la historia, y es así como de la mano de la factoría Blumhouse llega este remake, un producto que para los más puristas puede parecer “innecesario”, pero que si se ve desconociendo la historia original (como yo), es un fascinante ejercicio de tensión, muy divertido y con una de las mejores actuaciones de James McAvoy en años. El encargado de dirigirla fue James Watkins, el mismo realizador de aclamados thrillers británicos como Eden Lake (2008) o The Woman in Black (2012), y la premisa es idéntica a la del filme original. Una familia americana, los Dalton, compuesta por Ben ( Scoot McNairy), Louise ( Mackenzie Davis) y su hija Agnes ( Alix West Lefter), están disfrutando de sus vacaciones en la Toscana Italiana. Allí, conocerán a otro matrimonio encabezado por el carismático Paddy ( James McAvoy), su esposa Ciara ( Aisling Franciosi) y su hijo Ant ( Dan Hough), quien no puede hablar por una extraña enfermedad en las cuerdas vocales. Ambas familias pasan buenos momentos y algunas risas durante su estadía en Italia, hasta que Paddy lanza una invitación amistosa: que una vez que acaben las vacaciones, los Dalton vayan a visitarlos a su casa en el campo de Inglaterra. Aprovechando que el matrimonio de Ben y Louise no está pasando por el mejor momento, ambos deciden aceptar la propuesta. Sin embargo, ya en la finca de Paddy y compañía, no pasará mucho tiempo hasta que empiecen a surgir los primeros roces entre los grupos familiares, lo que irá subiendo la tensión. ¿Será que son simples discusiones por diferencias de opiniones? ¿O es que Paddy oculta algo más siniestro? A pesar de tener un argumento conocido, lo cierto es que Watkins hace que la película nunca pierda su ritmo e interés, y nos mantiene durante toda la primera parte al borde del asiento, esperando que las cosas se vayan al demonio y empiecen a ocurrir cosas desagradables. Esto gracias al fabuloso trabajo de su elenco, especialmente de James McAvoy, a quien se le nota que le fascina hacer de psicópata, luego de su brillante trabajo en Split (2016). Paddy es un tipo extraño, pero increíblemente simpático, lo que incluso nos hace dudar de su posible maldad. Por otro lado, el filme plantea el típico choque de culturas, entre lo urbano y lo rural, lo nuevo y lo clásico, donde la familia Dalton, especialmente Louise, hace el papel de la típica madre estadounidense moderna, vegetariana y sobreprotectora, quien se enfrenta al estilo rústico y mucho más agresivo de Paddy. Sin embargo, en un comienzo, todos son muy gentiles y dejan pasar algunas actitudes que podrían ser molestas, sólo con la idea de no arruinar una visita cordial. Este ambiente psicológico anómalo e incómodo, donde Ben toma el peor papel, por ser reflejado como un padre patético y temeroso al enfrentamiento, a lo largo de la trama es perfectamente creado. Lamentablemente, para el último tercio de la película, donde empiezan a ser revelados las intenciones siniestras de los dueños de casa, Watkins decide convertir la cinta en un clásico “home invasion”, que bebe obligadamente de clásicos como Straw Dogs (1973), y en la que Paddy pasa de ser un personaje complejo psicológicamente a un villano del montón motivado por tópicos mundanos como la codicia y el resentimiento social, para terminar toda la pesadilla con un final feliz, made in hollywood, completamente previsible. De todos modos, el nuevo filme de Watkins es un remake más que logrado, especialmente por su vibrante ritmo, su tensión creciente y el genial trabajo del elenco. No Hables con Extraños ya está en salas chilenas.