En los últimos años la saga “Terrifier” ha dado qué hablar debido a sus crueles y ultraviolentas escenas, humor negro, y por haber creado un ferviente culto entre los amantes del gore y el slasher, que ven en Art the clown, un nuevo ídolo del género. El responsable de esta carnicera saga se llama Damian Leone, que creó al personaje para un cortometraje y posteriormente para una antología de bajo presupuesto llamada “All Hallows Eve” de 2013, sin embargo, el director jamás hubiese pensado los límites que alcanzaría con este malvado pierrot, que ahora vuelve a los cines con su tercera entrega muchísimo más salvaje. Ambientada cinco años después de la masacre ocurrida en “Terrifier 2”, la película comienza sin filtros ni parámetros, y nos presenta a un Art completamente renovado, vestido de Santa Claus y con hacha en mano, que ingresa a un hogar para aniquilar a toda una familia, incluidos los niños. (Una escena que inmediatamente trae recuerdos de otros referentes del horror navideño como “Silent Night, Deadly Night”). Así, luego de un flashback, nos enteramos que Art sobrevivió a la decapitación de la segunda parte, y ya está listo para seguir asesinando. Al mismo tiempo, el film nos muestra a Sienna Shaw ( Lauren LaVera) y a su hermano Jonathan ( Elliot Fulham), los sobrevivientes del ataque anterior, quienes luchan por reconstruir sus destrozadas vidas. A medida que se acerca la navidad, ambos intentan dejar atrás los horrores del pasado, sin embargo, cuando creen estar por fin a salvo, el payaso regresa para convertir sus celebraciones en una verdadera pesadilla. Con una trama más atractiva que la segunda parte y con mejores efectos especiales, gracias a un presupuesto mucho mayor, Leone nos presenta la mejor entrega de Terrifier hasta la fecha, en la que nuevamente su protagonista por excelencia será Art, el payaso (interpretado eficazmente por David Howard Thornton), pero que ahora no está sólo, porque irá acompañado de Victoria, una mujer desfigurada que antes fue víctima de él. Ambos, como si fuesen el Joker y Harley Quinn, se pasarán la navidad asesinando y destripando todo a su paso, hasta que ocurra el enfrentamiento final contra los hermanos Shaw. Quizás lo mejor de Terrifier 3 es, sin duda, su calidad visual. Ya no se ve como una película de bajo presupuesto, se nota que hay más dinero de por medio, especialmente porque Leone ahora trabajó con cámaras y lentes profesionales, lo que le da un “look” mucho más cinematográfico. Por otro lado, el director ha sabido ir desarrollando la atmósfera y la tensión, generando momentos realmente aterradores, especialmente con el horrendo rostro de Victoria. Al mismo tiempo, las muertes se han vuelto mucho más elaboradas, macabras y con espectaculares efectos prácticos. Acá Leone no dejó nada en el tintero e ideó algunas de las muertes más brutales del último tiempo, que incluyen a hombres, mujeres e -incluso- niños, lo que podría impactar a algunos. A pesar de sus virtudes, esta nueva entrega está lejos de ser perfecta, porque Leone continúa fallando en su trabajo como guionista, y si bien crea una cinta entretenida para pasar un sangriento Halloween, lo cierto es que hay un montón de incoherencias argumentales que terminan por sacar a los espectadores de la trama. Por ejemplo, la niña fantasma que seguía a Art en la segunda parte desapareció y jamás explican que pasó con ella. Además, el director sigue queriendo dejar en el misterio el verdadero origen de este payaso asesino o porqué es inmortal (aunque a lo largo de la trama se plantean algunas alternativas como posesiones demoníacas y maldiciones proféticas, pero no queda claro). Es probable que Leone jamás vaya a explicar ciertos elementos claves para entender el verdadero origen de Art y nos deje a nosotros sacar nuestras propias conclusiones. Habrá que esperar a la cuarta parte para poder tener (o quizás no) una respuesta. Ya está en cines chilenos.
Canadá es ampliamente reconocido como uno de los mejores países para vivir en el mundo, con una calidad de vida excepcional. Sin embargo, por alguna extraña razón, también son el lugar de origen de algunos de los slashers ochenteros más siniestros de la historia del cine de terror. Black Christmas (1974), My Bloody Valentine (1981), Curtains (1983), Terror Train (1980) o Prom Night (1980), son algunos de los títulos que nos ha dejado el país de la miel de maple, y este año bajo la dirección de Chris Nash, acaba de aterrizar a las salas de cine chilenas, “ Asesino por Naturaleza ” ( In a Violent Nature), una cinta que pretende “darle una vuelta” al género. La gran diferencia de los slashers tradicionales, donde seguimos a un grupo de adolescentes sexualmente activos que son asesinados poco a poco por el villano de turno, acá Nash nos pone en los zapatos de Johnny, una suerte de Jason Voorhees que, cada cierto tiempo resurge de los muertos, para comenzar una oleada de muertes por el bosque clamando venganza. A lo largo de todo el filme, la cámara sigue a Johnny en sus eternas y silenciosas caminatas cruzando hermosos senderos, hasta que logra encontrar a alguna de sus víctimas, la que será asesinada de la peor forma posible. La película a primera vista, parece una nueva versión intelectual de Friday the 13th (1980), con todos sus elementos típicos, como el campamento de verano, los adolescentes, el asesino y su máscara correspondiente, las diferentes armas y las brutales muertes. No obstante, la forma de narrar los sucesos cambia, para darnos una experiencia inusual y sensorial, más similar a una cinta de Gus Van Sant o Terrence Malick. Y aunque, realmente el largometraje carece de una gran historia o personajes, posee una cuidada atmósfera, fotografía y un impecable trabajo de sonido. Además, contiene algunas muertes muy bien ejecutadas con increíbles efectos prácticos, aunque tampoco son algo que “jamás hemos visto”, como algunos han hecho parecer. Otra de las cosas interesantes de “Asesino por Naturaleza” es cómo nos vamos informando del pasado trágico de Johnny, gracias a los pequeños datos que van contando los personajes secundarios. Así sabremos que, al igual que otros villanos del género, sufrió una muerte traumática de niño y que no es la primera vez que una matanza de este tipo ocurre, lo que hace parecer como si estuviéramos presenciando una secuela de una larga saga que jamás existió. Lamentablemente, aunque la idea en papel puede parecer sumamente atractiva, en su esfuerzo por “reinventar el género”, las arriesgadas decisiones de dirección de Nash hacen que el conjunto final pierda fuerza y caiga en el tedio por momentos, porque a diferencia de “ Elephant ” de Van Sant, la historia que nos quiere contar el director no es tan atractiva, ni mucho menos original. Es cierto, el lenguaje documental permite capturar planos innovadores para un género tan vilipendiado como el slasher, pero al mismo tiempo quita emoción y las larguísimas escenas terminan por aburrir, por lo que al final poco nos importa lo que le pueda pasar a los personajes o a la final girl de turno. Por otro lado, la película tiene muchos errores de continuidad, y decisiones algo absurdas de los personajes, aunque eso podría ser un guiño al género, y a los adolescentes tarados que las protagonizan. Eso sí, a pesar de que para algunos puede ser incluso una experiencia hasta cansina, es valorable el esfuerzo que se ha hecho con este filme. De hecho, su éxito ya hizo que el director confirmara la producción de una secuela (quizás innecesaria) para el próximo año. Esperemos que Nash aprenda de sus falencias y pueda expandir el mito del monstruo. Ya está en cines chilenos.
En los últimos años la saga “Terrifier” ha dado qué hablar debido a sus crueles y ultraviolentas escenas, humor negro, y por haber creado un ferviente culto entre los amantes del gore y el slasher, que ven en Art the clown, un nuevo ídolo del género. El responsable de esta carnicera saga se llama Damian Leone, que creó al personaje para un cortometraje y posteriormente para una antología de bajo presupuesto llamada “All Hallows Eve” de 2013, sin embargo, el director jamás hubiese pensado los límites que alcanzaría con este malvado pierrot, que ahora vuelve a los cines con su tercera entrega muchísimo más salvaje. Ambientada cinco años después de la masacre ocurrida en “Terrifier 2”, la película comienza sin filtros ni parámetros, y nos presenta a un Art completamente renovado, vestido de Santa Claus y con hacha en mano, que ingresa a un hogar para aniquilar a toda una familia, incluidos los niños. (Una escena que inmediatamente trae recuerdos de otros referentes del horror navideño como “Silent Night, Deadly Night”). Así, luego de un flashback, nos enteramos que Art sobrevivió a la decapitación de la segunda parte, y ya está listo para seguir asesinando. Al mismo tiempo, el film nos muestra a Sienna Shaw ( Lauren LaVera) y a su hermano Jonathan ( Elliot Fulham), los sobrevivientes del ataque anterior, quienes luchan por reconstruir sus destrozadas vidas. A medida que se acerca la navidad, ambos intentan dejar atrás los horrores del pasado, sin embargo, cuando creen estar por fin a salvo, el payaso regresa para convertir sus celebraciones en una verdadera pesadilla. Con una trama más atractiva que la segunda parte y con mejores efectos especiales, gracias a un presupuesto mucho mayor, Leone nos presenta la mejor entrega de Terrifier hasta la fecha, en la que nuevamente su protagonista por excelencia será Art, el payaso (interpretado eficazmente por David Howard Thornton), pero que ahora no está sólo, porque irá acompañado de Victoria, una mujer desfigurada que antes fue víctima de él. Ambos, como si fuesen el Joker y Harley Quinn, se pasarán la navidad asesinando y destripando todo a su paso, hasta que ocurra el enfrentamiento final contra los hermanos Shaw. Quizás lo mejor de Terrifier 3 es, sin duda, su calidad visual. Ya no se ve como una película de bajo presupuesto, se nota que hay más dinero de por medio, especialmente porque Leone ahora trabajó con cámaras y lentes profesionales, lo que le da un “look” mucho más cinematográfico. Por otro lado, el director ha sabido ir desarrollando la atmósfera y la tensión, generando momentos realmente aterradores, especialmente con el horrendo rostro de Victoria. Al mismo tiempo, las muertes se han vuelto mucho más elaboradas, macabras y con espectaculares efectos prácticos. Acá Leone no dejó nada en el tintero e ideó algunas de las muertes más brutales del último tiempo, que incluyen a hombres, mujeres e -incluso- niños, lo que podría impactar a algunos. A pesar de sus virtudes, esta nueva entrega está lejos de ser perfecta, porque Leone continúa fallando en su trabajo como guionista, y si bien crea una cinta entretenida para pasar un sangriento Halloween, lo cierto es que hay un montón de incoherencias argumentales que terminan por sacar a los espectadores de la trama. Por ejemplo, la niña fantasma que seguía a Art en la segunda parte desapareció y jamás explican que pasó con ella. Además, el director sigue queriendo dejar en el misterio el verdadero origen de este payaso asesino o porqué es inmortal (aunque a lo largo de la trama se plantean algunas alternativas como posesiones demoníacas y maldiciones proféticas, pero no queda claro). Es probable que Leone jamás vaya a explicar ciertos elementos claves para entender el verdadero origen de Art y nos deje a nosotros sacar nuestras propias conclusiones. Habrá que esperar a la cuarta parte para poder tener (o quizás no) una respuesta. Ya está en cines chilenos.
Canadá es ampliamente reconocido como uno de los mejores países para vivir en el mundo, con una calidad de vida excepcional. Sin embargo, por alguna extraña razón, también son el lugar de origen de algunos de los slashers ochenteros más siniestros de la historia del cine de terror. Black Christmas (1974), My Bloody Valentine (1981), Curtains (1983), Terror Train (1980) o Prom Night (1980), son algunos de los títulos que nos ha dejado el país de la miel de maple, y este año bajo la dirección de Chris Nash, acaba de aterrizar a las salas de cine chilenas, “ Asesino por Naturaleza ” ( In a Violent Nature), una cinta que pretende “darle una vuelta” al género. La gran diferencia de los slashers tradicionales, donde seguimos a un grupo de adolescentes sexualmente activos que son asesinados poco a poco por el villano de turno, acá Nash nos pone en los zapatos de Johnny, una suerte de Jason Voorhees que, cada cierto tiempo resurge de los muertos, para comenzar una oleada de muertes por el bosque clamando venganza. A lo largo de todo el filme, la cámara sigue a Johnny en sus eternas y silenciosas caminatas cruzando hermosos senderos, hasta que logra encontrar a alguna de sus víctimas, la que será asesinada de la peor forma posible. La película a primera vista, parece una nueva versión intelectual de Friday the 13th (1980), con todos sus elementos típicos, como el campamento de verano, los adolescentes, el asesino y su máscara correspondiente, las diferentes armas y las brutales muertes. No obstante, la forma de narrar los sucesos cambia, para darnos una experiencia inusual y sensorial, más similar a una cinta de Gus Van Sant o Terrence Malick. Y aunque, realmente el largometraje carece de una gran historia o personajes, posee una cuidada atmósfera, fotografía y un impecable trabajo de sonido. Además, contiene algunas muertes muy bien ejecutadas con increíbles efectos prácticos, aunque tampoco son algo que “jamás hemos visto”, como algunos han hecho parecer. Otra de las cosas interesantes de “Asesino por Naturaleza” es cómo nos vamos informando del pasado trágico de Johnny, gracias a los pequeños datos que van contando los personajes secundarios. Así sabremos que, al igual que otros villanos del género, sufrió una muerte traumática de niño y que no es la primera vez que una matanza de este tipo ocurre, lo que hace parecer como si estuviéramos presenciando una secuela de una larga saga que jamás existió. Lamentablemente, aunque la idea en papel puede parecer sumamente atractiva, en su esfuerzo por “reinventar el género”, las arriesgadas decisiones de dirección de Nash hacen que el conjunto final pierda fuerza y caiga en el tedio por momentos, porque a diferencia de “ Elephant ” de Van Sant, la historia que nos quiere contar el director no es tan atractiva, ni mucho menos original. Es cierto, el lenguaje documental permite capturar planos innovadores para un género tan vilipendiado como el slasher, pero al mismo tiempo quita emoción y las larguísimas escenas terminan por aburrir, por lo que al final poco nos importa lo que le pueda pasar a los personajes o a la final girl de turno. Por otro lado, la película tiene muchos errores de continuidad, y decisiones algo absurdas de los personajes, aunque eso podría ser un guiño al género, y a los adolescentes tarados que las protagonizan. Eso sí, a pesar de que para algunos puede ser incluso una experiencia hasta cansina, es valorable el esfuerzo que se ha hecho con este filme. De hecho, su éxito ya hizo que el director confirmara la producción de una secuela (quizás innecesaria) para el próximo año. Esperemos que Nash aprenda de sus falencias y pueda expandir el mito del monstruo. Ya está en cines chilenos.