“Falsa, sin clase y políticamente repugnante”, fueron las palabras que dejó el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, luego de ver “El Aprendiz” (The Apprentice), la película que relata su historia de ascenso hasta convertirse en el multimillonario que es. Y razones no le faltan, porque a lo largo de dos horas, el cineasta iraní Ali Abbasi (Border, Holy Spider) construye un brutal y descarnado relato que examina la carrera del empresario inmobiliario en Nueva York desde la década de los setenta hasta finales de los ochenta, donde Trump al final no termina bien parado. La cinta, que parte con unos títulos irreverentes, música punk y el discurso de Richard Nixon tras el Escándalo de Watergate, comienza en 1973 y nos pone en los zapatos del joven Donald ( Sebastian Stan), el segundo hijo de una poderosa familia neoyorquina, quien deseoso de ser alguien en el mundo, comienza a codearse con personas ricas. Así es como conoce al poderoso Roy Cohn ( Jeremy Strong), un despiadado abogado que ve en el joven un protegido perfecto. La ambición desmedida y sed de éxito de Trump, junto a la habilidad para convencer a la gente de Roy, hará que rápidamente el pupilo se convierta en un voraz tiburón, sin importar a quienes deban pisotear. Narrada como el clásico relato de ascenso meteórico anticapitalista, del mismo modo que “Ciudadano Kane” o “Scarface”, donde el personaje principal alcanza el éxito, pero termina perdiendo a los seres que le rodean, el director no oculta el desprecio que tiene hacia Trump, y lo convierte en un sujeto ruin, machista y maléfico, que no le importa pasar a llevar nadie, ni siquiera violando a su esposa Ivana o despreciando a su hermano mayor, para conseguir lo que quiere. Sebastian Stan, lejos de Marvel y “El Soldado de Invierno”, hace una de las mejores actuaciones de su carrera, puesto que logra captar todas las mañas, gestos y tics faciales del verdadero Trump. Es tal el rechazo que tiene Abbasi ante el ex presidente, que en cambio decide humanizar por completo a Roy Cohn, quien como maestro de Trump le enseñará todas sus artimañas al aprendiz para poder sobrevivir en el infierno. Es digna de destacar la fascinante interpretación del actor Jeremy Strong como Cohn, quien a pesar de su rol logra cautivar en sus escenas, especialmente en su tramo final donde, ya vencido por el sida, termina en silla de ruedas esperando la muerte. Con ello Strong se convierte en un contendor más que digno para la temporada de premios como “Mejor Actor de Reparto”. Al triángulo se suma la actriz Maria Bakalova, quien toma el papel de Ivana Zelníčková, la mujer que logra cautivar a Donald, y quien terminará siendo la diseñadora de interiores de los rascacielos construidos por el imperio Trump. Uno de los mayores atractivos de “El Aprendiz” es su aspecto técnico. Abbasi toma la excelente decisión de filmar la primera mitad de la película, ambientada en los setenta, con un look cinematográfico, que parece estar viendo una cinta neoyorquina como los primeros trabajos de Scorsese. En cambio, con el cambio de década, la imagen también se modifica y adquiere un look de VHS, lo que le da un estilo sumamente original, genuino y real. Esto, sumado a la inclusión de material de archivo, la hace un producto sumamente atractivo visualmente. Para los detractores de Trump la película será la prueba definitoria de que el multimillonario es un completo demonio, y aunque está más que claro que no debe ser un santo y algo de verdad debe haber, cabe destacar que al comienzo del filme los propios realizadores dejaron en claro que varios de los sucesos de la historia fueron alterados por motivos dramáticos, por lo que no todo lo que aparece en pantalla debe ser tomado como real, y más bien como un excelente producto de divertimento, con fascinantes interpretaciones de un elenco en estado de gracia y un tratamiento radical que nos recuerda al cine de los setenta. Quizás lo peor de “El Aprendiz” fue la decisión de estrenarla solo meses antes de que las elecciones en Estados Unidos se llevaran a cabo, porque eso la hace parecer como olvidable propaganda política izquierdista, y no como la gran película que es.
El director iraní, nacionalizado danés, Ali Abbasi, dirigeEl Aprendiz, cinta que nos lleva al Donald Trump de los años 70 y 80, en sus años formativos como magnate inmobiliario en Nueva York, durante los cuales la figura del abogado Roy Cohn era muy importante en su vida profesional, como mentor. La película explora principalmente la relación entre ambos. El Aprendiz no ha estado exenta de polémicas, desde su debut en Cannes. Ha contado con problemas legales, por lo que su estreno ha sido postergado en varias ocasiones. Pero ya se ha confirmado su fecha de estreno en Chile para el 17 de octubre en salas de cine. Protagonizada por Sebastian Stan y Jeremy Strong, sus actuaciones ya han sido alabadas por la crítica especializada.
“Falsa, sin clase y políticamente repugnante”, fueron las palabras que dejó el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, luego de ver “El Aprendiz” (The Apprentice), la película que relata su historia de ascenso hasta convertirse en el multimillonario que es. Y razones no le faltan, porque a lo largo de dos horas, el cineasta iraní Ali Abbasi (Border, Holy Spider) construye un brutal y descarnado relato que examina la carrera del empresario inmobiliario en Nueva York desde la década de los setenta hasta finales de los ochenta, donde Trump al final no termina bien parado. La cinta, que parte con unos títulos irreverentes, música punk y el discurso de Richard Nixon tras el Escándalo de Watergate, comienza en 1973 y nos pone en los zapatos del joven Donald ( Sebastian Stan), el segundo hijo de una poderosa familia neoyorquina, quien deseoso de ser alguien en el mundo, comienza a codearse con personas ricas. Así es como conoce al poderoso Roy Cohn ( Jeremy Strong), un despiadado abogado que ve en el joven un protegido perfecto. La ambición desmedida y sed de éxito de Trump, junto a la habilidad para convencer a la gente de Roy, hará que rápidamente el pupilo se convierta en un voraz tiburón, sin importar a quienes deban pisotear. Narrada como el clásico relato de ascenso meteórico anticapitalista, del mismo modo que “Ciudadano Kane” o “Scarface”, donde el personaje principal alcanza el éxito, pero termina perdiendo a los seres que le rodean, el director no oculta el desprecio que tiene hacia Trump, y lo convierte en un sujeto ruin, machista y maléfico, que no le importa pasar a llevar nadie, ni siquiera violando a su esposa Ivana o despreciando a su hermano mayor, para conseguir lo que quiere. Sebastian Stan, lejos de Marvel y “El Soldado de Invierno”, hace una de las mejores actuaciones de su carrera, puesto que logra captar todas las mañas, gestos y tics faciales del verdadero Trump. Es tal el rechazo que tiene Abbasi ante el ex presidente, que en cambio decide humanizar por completo a Roy Cohn, quien como maestro de Trump le enseñará todas sus artimañas al aprendiz para poder sobrevivir en el infierno. Es digna de destacar la fascinante interpretación del actor Jeremy Strong como Cohn, quien a pesar de su rol logra cautivar en sus escenas, especialmente en su tramo final donde, ya vencido por el sida, termina en silla de ruedas esperando la muerte. Con ello Strong se convierte en un contendor más que digno para la temporada de premios como “Mejor Actor de Reparto”. Al triángulo se suma la actriz Maria Bakalova, quien toma el papel de Ivana Zelníčková, la mujer que logra cautivar a Donald, y quien terminará siendo la diseñadora de interiores de los rascacielos construidos por el imperio Trump. Uno de los mayores atractivos de “El Aprendiz” es su aspecto técnico. Abbasi toma la excelente decisión de filmar la primera mitad de la película, ambientada en los setenta, con un look cinematográfico, que parece estar viendo una cinta neoyorquina como los primeros trabajos de Scorsese. En cambio, con el cambio de década, la imagen también se modifica y adquiere un look de VHS, lo que le da un estilo sumamente original, genuino y real. Esto, sumado a la inclusión de material de archivo, la hace un producto sumamente atractivo visualmente. Para los detractores de Trump la película será la prueba definitoria de que el multimillonario es un completo demonio, y aunque está más que claro que no debe ser un santo y algo de verdad debe haber, cabe destacar que al comienzo del filme los propios realizadores dejaron en claro que varios de los sucesos de la historia fueron alterados por motivos dramáticos, por lo que no todo lo que aparece en pantalla debe ser tomado como real, y más bien como un excelente producto de divertimento, con fascinantes interpretaciones de un elenco en estado de gracia y un tratamiento radical que nos recuerda al cine de los setenta. Quizás lo peor de “El Aprendiz” fue la decisión de estrenarla solo meses antes de que las elecciones en Estados Unidos se llevaran a cabo, porque eso la hace parecer como olvidable propaganda política izquierdista, y no como la gran película que es.
El director iraní, nacionalizado danés, Ali Abbasi, dirigeEl Aprendiz, cinta que nos lleva al Donald Trump de los años 70 y 80, en sus años formativos como magnate inmobiliario en Nueva York, durante los cuales la figura del abogado Roy Cohn era muy importante en su vida profesional, como mentor. La película explora principalmente la relación entre ambos. El Aprendiz no ha estado exenta de polémicas, desde su debut en Cannes. Ha contado con problemas legales, por lo que su estreno ha sido postergado en varias ocasiones. Pero ya se ha confirmado su fecha de estreno en Chile para el 17 de octubre en salas de cine. Protagonizada por Sebastian Stan y Jeremy Strong, sus actuaciones ya han sido alabadas por la crítica especializada.