Antes de convertirse en uno de los directores de terror más importantes de la historia, e incluso anterior al éxito alcanzado por franquicias como “Scream” o la primera película de Freddy Krueger, “Pesadilla en Elm Street”, el cineasta estadounidense Wes Craven irrumpió en el circuito independiente en 1972 con una brutal cinta exploitation, que generó gran controversia por su violencia gráfica y cruda temática, titulada “La Última Casa a la Izquierda”. Producida por Sean S. Cunningham (quien posteriormente haría la “Viernes 13” original), la ópera prima de Craven, a diferencia de sus posteriores trabajos mucho más comerciales, tiene mayor similitud con el cine Z y gore de otros realizadores como Herschel Gordon Lewis, y comienza con dos chicas, Mari y Phyllis, que en el cumpleaños de una de ellas, son secuestradas y torturadas por tres psicópatas que las harán sufrir durante horas hasta matarlas. Posteriormente, en un irónico giro del destino, el trío de degenerados acabará descansando en la casa de una de las niñas, sin saber que los padres están planeando una cruenta venganza. La cosa acaba en una orgía infernal de sangre, donde los victimarios se convierten en víctimas. Incómoda, inquietante y ultraviolenta, para esta historia Wes Craven se inspiró en “El Manantial de la Doncella” de Ingmar Bergman, pero con un estilo cruento y sucio, que posteriormente se replicará en otras cintas como “La Masacre de Texas” o “I Spit on Your Grave”. Durante su estreno la película fue odiada por muchos, e incluso hubo algunos que pedían quemar los rollos de los cines, no obstante, gracias a la mala publicidad, se convirtió en un éxito de taquilla, y posteriormente en un clásico de culto del cine de horror. Craven, por su parte, debido a la controversia, trataría de alejarse del cine de terror por un tiempo, pero debido a las presiones de los productores, finalmente él y Cunningham volverían al género, Craven con otro clásico, “The Hills Have Eyes” y Cunningham con la míticaViernes 13. Aunque para muchos, “La Última Casa a la Izquierda” no es más que un burdo intento de impactar al público con escenas violentas que bordean la pornografía, lo cierto es que en su primera película, Craven jamás hace una apología a la violencia, y en cambio, hace un intenso análisis sobre sus límites. Por supuesto, no es una obra maestra, los estándares artísticos son bajos, pero resulta sorprendente, sobre todo por el gran contraste con el resto de películas del director. De hecho, años más tarde, Wes Craven admitió que le costaba ver su primer trabajo por la crudeza de sus imágenes, y se dice que creó una protagonista fuerte en Pesadilla para compensar lo que les ocurría a las pobres Mari y Phillys. Cabe mencionar que en 2009 se hizo un remake dirigido por Dennis Iliadis, pero que no captura la esencia de la original, por lo tanto la recuperamos para disfrutar (o pasarlo mal) esta noche de brujas.
Antes de convertirse en uno de los directores de terror más importantes de la historia, e incluso anterior al éxito alcanzado por franquicias como “Scream” o la primera película de Freddy Krueger, “Pesadilla en Elm Street”, el cineasta estadounidense Wes Craven irrumpió en el circuito independiente en 1972 con una brutal cinta exploitation, que generó gran controversia por su violencia gráfica y cruda temática, titulada “La Última Casa a la Izquierda”. Producida por Sean S. Cunningham (quien posteriormente haría la “Viernes 13” original), la ópera prima de Craven, a diferencia de sus posteriores trabajos mucho más comerciales, tiene mayor similitud con el cine Z y gore de otros realizadores como Herschel Gordon Lewis, y comienza con dos chicas, Mari y Phyllis, que en el cumpleaños de una de ellas, son secuestradas y torturadas por tres psicópatas que las harán sufrir durante horas hasta matarlas. Posteriormente, en un irónico giro del destino, el trío de degenerados acabará descansando en la casa de una de las niñas, sin saber que los padres están planeando una cruenta venganza. La cosa acaba en una orgía infernal de sangre, donde los victimarios se convierten en víctimas. Incómoda, inquietante y ultraviolenta, para esta historia Wes Craven se inspiró en “El Manantial de la Doncella” de Ingmar Bergman, pero con un estilo cruento y sucio, que posteriormente se replicará en otras cintas como “La Masacre de Texas” o “I Spit on Your Grave”. Durante su estreno la película fue odiada por muchos, e incluso hubo algunos que pedían quemar los rollos de los cines, no obstante, gracias a la mala publicidad, se convirtió en un éxito de taquilla, y posteriormente en un clásico de culto del cine de horror. Craven, por su parte, debido a la controversia, trataría de alejarse del cine de terror por un tiempo, pero debido a las presiones de los productores, finalmente él y Cunningham volverían al género, Craven con otro clásico, “The Hills Have Eyes” y Cunningham con la míticaViernes 13. Aunque para muchos, “La Última Casa a la Izquierda” no es más que un burdo intento de impactar al público con escenas violentas que bordean la pornografía, lo cierto es que en su primera película, Craven jamás hace una apología a la violencia, y en cambio, hace un intenso análisis sobre sus límites. Por supuesto, no es una obra maestra, los estándares artísticos son bajos, pero resulta sorprendente, sobre todo por el gran contraste con el resto de películas del director. De hecho, años más tarde, Wes Craven admitió que le costaba ver su primer trabajo por la crudeza de sus imágenes, y se dice que creó una protagonista fuerte en Pesadilla para compensar lo que les ocurría a las pobres Mari y Phillys. Cabe mencionar que en 2009 se hizo un remake dirigido por Dennis Iliadis, pero que no captura la esencia de la original, por lo tanto la recuperamos para disfrutar (o pasarlo mal) esta noche de brujas.