La Leyenda de Ochi es de esas cintas que rememoran las grandes películas infanto-juveniles de fantasía y aventuras de los años 80 y de principios de los 90. Apenas comienza se vienen a la cabeza cintas como ET, Mi amigo Mac, Willow o La Historia sin fin, desde la escena de créditos de inicio a la textura de la imagen, pasando por la narrativa, todo nos remonta a esa época, incluso su director, Isaiah Saxon, asegura que no se utilizó nada de efectos con CGI, fue hecha 'a la antigua'. La trama nos presenta a Yuri ( Helen Zengel), una chica que vive en una zona fría y aislada -Isla de Carpatia- junto a su padre, Maxim ( Willem Dafoe), un tipo algo excéntrico y estricto que aún reciente el abandono de su mujer, Dasha (Emily Watson), el que se dedica a cazar Ochis, especie salvaje que supuestamente lo separó del amor de su vida. Este hombre tiene un pequeño ejercito de adolescentes hombres que lo ayudan a combatir. Petro ( Finn Wolfhard) es uno de ellos, un huérfano en quien vuelca sus esperanzas, dado que su hija, no es lo que él espera, Yuri es pacífica, aunque fanática del heavy metal, y de cierta forma la chica le recuerda a diario la traición de Dasha. Un día en el bosque, Yuri fastidiada del patetismo de su padre, encuentra a un bebé Ochi atrapado en una de las tantas trampas que Maxim pide poner en el lugar. Ella se enternece con este pequeño e indefenso ser herido, además de sentir curiosidad. Una vez liberado, ella lo cobija y comienza una travesía para devolver al bebé a su familia. En el camino no solo deberá sortear obstáculos, sino que también se reencontrará con su madre, con quien también está resentida. Pero por sobre todo descubrirá una habilidad especial, la de poder comunicarse y sensibilizar con los Ochi, ya que ellos se conversan por medio de sonidos agudos melódicos, los que ella casi de forma espontánea puede realizar. La protagonista, es muy similar en trasfondo a otros niños presentados en películas de fantasía de los ochenta. La típica chica que siente que no pertenece a su entorno y que aprende a ver la vida de otra manera y a ser feliz o a reencontrarse con los suyos gracias a un ser fantástico que le ayuda a tener perspectiva y a vivir momentos mágicos. Puede ser un poco lenta durante la primera media hora, pero de todas formas engancha. Tiene una estética que atrae a los nostálgicos y que puede causar curiosidad en los más jóvenes, por lo mencionado al comienzo de esta nota. Se trata de una película para la familia, compleja dentro de su sencillez, coherente con su verdad, pero no para niños menores de 10 años. Tiene mucha oscuridad, pero también pequeños toques de humor, y la luz de la esperanza. La historia nos habla de los lazos afectivos, de los miedos, de la amistad, la lealtad y de los traumas. De A24, Leyenda de Ochi, llega a cines este 24 de abril.
La Leyenda de Ochi es de esas cintas que rememoran las grandes películas infanto-juveniles de fantasía y aventuras de los años 80 y de principios de los 90. Apenas comienza se vienen a la cabeza cintas como ET, Mi amigo Mac, Willow o La Historia sin fin, desde la escena de créditos de inicio a la textura de la imagen, pasando por la narrativa, todo nos remonta a esa época, incluso su director, Isaiah Saxon, asegura que no se utilizó nada de efectos con CGI, fue hecha 'a la antigua'. La trama nos presenta a Yuri ( Helen Zengel), una chica que vive en una zona fría y aislada -Isla de Carpatia- junto a su padre, Maxim ( Willem Dafoe), un tipo algo excéntrico y estricto que aún reciente el abandono de su mujer, Dasha (Emily Watson), el que se dedica a cazar Ochis, especie salvaje que supuestamente lo separó del amor de su vida. Este hombre tiene un pequeño ejercito de adolescentes hombres que lo ayudan a combatir. Petro ( Finn Wolfhard) es uno de ellos, un huérfano en quien vuelca sus esperanzas, dado que su hija, no es lo que él espera, Yuri es pacífica, aunque fanática del heavy metal, y de cierta forma la chica le recuerda a diario la traición de Dasha. Un día en el bosque, Yuri fastidiada del patetismo de su padre, encuentra a un bebé Ochi atrapado en una de las tantas trampas que Maxim pide poner en el lugar. Ella se enternece con este pequeño e indefenso ser herido, además de sentir curiosidad. Una vez liberado, ella lo cobija y comienza una travesía para devolver al bebé a su familia. En el camino no solo deberá sortear obstáculos, sino que también se reencontrará con su madre, con quien también está resentida. Pero por sobre todo descubrirá una habilidad especial, la de poder comunicarse y sensibilizar con los Ochi, ya que ellos se conversan por medio de sonidos agudos melódicos, los que ella casi de forma espontánea puede realizar. La protagonista, es muy similar en trasfondo a otros niños presentados en películas de fantasía de los ochenta. La típica chica que siente que no pertenece a su entorno y que aprende a ver la vida de otra manera y a ser feliz o a reencontrarse con los suyos gracias a un ser fantástico que le ayuda a tener perspectiva y a vivir momentos mágicos. Puede ser un poco lenta durante la primera media hora, pero de todas formas engancha. Tiene una estética que atrae a los nostálgicos y que puede causar curiosidad en los más jóvenes, por lo mencionado al comienzo de esta nota. Se trata de una película para la familia, compleja dentro de su sencillez, coherente con su verdad, pero no para niños menores de 10 años. Tiene mucha oscuridad, pero también pequeños toques de humor, y la luz de la esperanza. La historia nos habla de los lazos afectivos, de los miedos, de la amistad, la lealtad y de los traumas. De A24, Leyenda de Ochi, llega a cines este 24 de abril.