Cada año llega a tierras occidentales una cinta asiática que promete ser el éxito de horror del momento. Este 2024 es el turno de “Exhuma: La Tumba del Diablo” (Pamyo) del cineasta surcoreano Jang Jae-hyun, un impecable ejercicio de estilo, que mezcla las tradiciones ancestrales, lo sobrenatural, los traumas del pasado, el cine de género y una narración trepidante que mantendrá a los espectadores al borde de su asiento. Todo un éxito en su país de origen, la película ya se encuentra en el top 25 de las cintas surcoreanas más taquilleras de su historia, superando -incluso- a la ganadora del Oscar, “Parásitos”, por lo que las expectativas eran más o menos altas, y aunque honestamente no alcanza la maestría del filme de Bong Joon-ho, se trata de un trabajo muy bien hecho, que dentro de la típica aura de horror, esconde algunos traumas del pasado bastante delicados, como la ocupación japonesa en Corea. Contada de manera ágil y muy divertida, como si de un animé se tratase, la historia nos presenta a un grupo de expertos que se especializan en lo sobrenatural y en la exhumación de tumbas. Están los chamanes Hwarim ( Kim Go-eun) y Bong Gil ( Lee Do-hyum); el veterano geomante Sang-deok ( Choi Min-sik) y su compañero, el dueño de una funeraria, Young-geun ( Yoo Hae-jin). Cuando una familia adinerada que vive en Los Ángeles contacta a los chamanes para que ayuden a su bebé, que aparentemente está siendo acechado por un espíritu maligno, el equipo empezará su investigación hasta llegar a la conclusión que el problema está en Corea, donde descubrirán una tumba familiar en una montaña abandonada. Al abrirla por error, el grupo de expertos se deberán enfrentar a una maldad inimaginable que sólo busca eliminar a sus descendientes. Más un thriller de horror folclórico (similar a la fascinante “The Wailing”), la película de Jae-hyun destaca principalmente por el impresionante despliegue de antiguas tradiciones y viejos rituales que se llevan a cabo a lo largo de las más de dos horas que dura la historia. Divida en capítulos, con un ritmo pausado, el cineasta se toma su tiempo para hacer un despliegue increíble de la mitología de su país, su funcionamiento y reglas, siempre con un montaje efectivo. Otro de sus atractivos es su brillante construcción de personajes, cada uno más carismático que el anterior. El elenco está increíble en sus papeles, logrando que nos importe lo que les ocurra y que puedan cumplir su objetivo, especialmente el de Kim Go-eun y Choi Min-sik, quien hace de un geomante que termina obsesionado por descubrir la verdad. Eso sí, quizás el mayor logro de este gran filme es que encierra en su argumento una cruda alegoría de la ocupación japonesa en Corea, demostrando las terribles consecuencias de la guerra. El autor ocupa el género de manera hábil para contar un episodio doloroso dentro de la historia coreana, que si bien muchos quisieran enterrar, siempre permanecerá allí como una herida abierta. Con algunos sustos bastante logrados, un gore justo y necesario, y una atmósfera que poco a poco nos va cubriendo con su siniestra capa de oscuridad, sin duda, “Exhuma: La Tumba del Diablo” no va a defraudar a los amantes del terror, así como a quienes disfrutan del cine asiático. Ya está en cines chilenos.
Cada año llega a tierras occidentales una cinta asiática que promete ser el éxito de horror del momento. Este 2024 es el turno de “Exhuma: La Tumba del Diablo” (Pamyo) del cineasta surcoreano Jang Jae-hyun, un impecable ejercicio de estilo, que mezcla las tradiciones ancestrales, lo sobrenatural, los traumas del pasado, el cine de género y una narración trepidante que mantendrá a los espectadores al borde de su asiento. Todo un éxito en su país de origen, la película ya se encuentra en el top 25 de las cintas surcoreanas más taquilleras de su historia, superando -incluso- a la ganadora del Oscar, “Parásitos”, por lo que las expectativas eran más o menos altas, y aunque honestamente no alcanza la maestría del filme de Bong Joon-ho, se trata de un trabajo muy bien hecho, que dentro de la típica aura de horror, esconde algunos traumas del pasado bastante delicados, como la ocupación japonesa en Corea. Contada de manera ágil y muy divertida, como si de un animé se tratase, la historia nos presenta a un grupo de expertos que se especializan en lo sobrenatural y en la exhumación de tumbas. Están los chamanes Hwarim ( Kim Go-eun) y Bong Gil ( Lee Do-hyum); el veterano geomante Sang-deok ( Choi Min-sik) y su compañero, el dueño de una funeraria, Young-geun ( Yoo Hae-jin). Cuando una familia adinerada que vive en Los Ángeles contacta a los chamanes para que ayuden a su bebé, que aparentemente está siendo acechado por un espíritu maligno, el equipo empezará su investigación hasta llegar a la conclusión que el problema está en Corea, donde descubrirán una tumba familiar en una montaña abandonada. Al abrirla por error, el grupo de expertos se deberán enfrentar a una maldad inimaginable que sólo busca eliminar a sus descendientes. Más un thriller de horror folclórico (similar a la fascinante “The Wailing”), la película de Jae-hyun destaca principalmente por el impresionante despliegue de antiguas tradiciones y viejos rituales que se llevan a cabo a lo largo de las más de dos horas que dura la historia. Divida en capítulos, con un ritmo pausado, el cineasta se toma su tiempo para hacer un despliegue increíble de la mitología de su país, su funcionamiento y reglas, siempre con un montaje efectivo. Otro de sus atractivos es su brillante construcción de personajes, cada uno más carismático que el anterior. El elenco está increíble en sus papeles, logrando que nos importe lo que les ocurra y que puedan cumplir su objetivo, especialmente el de Kim Go-eun y Choi Min-sik, quien hace de un geomante que termina obsesionado por descubrir la verdad. Eso sí, quizás el mayor logro de este gran filme es que encierra en su argumento una cruda alegoría de la ocupación japonesa en Corea, demostrando las terribles consecuencias de la guerra. El autor ocupa el género de manera hábil para contar un episodio doloroso dentro de la historia coreana, que si bien muchos quisieran enterrar, siempre permanecerá allí como una herida abierta. Con algunos sustos bastante logrados, un gore justo y necesario, y una atmósfera que poco a poco nos va cubriendo con su siniestra capa de oscuridad, sin duda, “Exhuma: La Tumba del Diablo” no va a defraudar a los amantes del terror, así como a quienes disfrutan del cine asiático. Ya está en cines chilenos.