“Volare…oh, oh, Cantare…oh, oh…Nel blu, dipinto di blu…Felice di stare lassù…” resuena en nuestros pensamientos al llegar a Polignano a Mare, uno de los balnearios más cotizados por turistas italianos y extranjeros que visitan este pequeño rincón del sur de Italia. ¿La razón?. Esta ciudad, hoy de casi 20.000 habitantes y solo a 30 minutos en tren desde la capital de la región de Apulia, Bari, fue la cuna del cantautor Domenico Modugno, quien hizo de “Volare” un himno reconocido mundialmente. La ciudad le rinde homenaje a quien es considerado en la mismísima Italia como el cantante más influyente de la música italiana del siglo XX: una plaza abierta al mar lleva su nombre (excelente mirador para apreciar los acantilados) coronada con una estatua de Modugno con los brazos abiertos y con un fondo dipinto di blu, en alusión al videoclip de la famosa canción. Por supuesto, es uno de los lugares más visitados, formándose incluso filas para obtener una fotografía. Por supuesto, este no es el único atractivo de Polignano a Mare. El principal, sin lugar a duda, son sus playas rodeadas de acantilados, desde donde existen varios miradores para disfrutar de vistas únicas. La particular geografía es complementada por bellas edificaciones de color blanco, que le dan el contraste característico con el azul del mar y del cielo. Su ciudad vieja, a la cual se ingresa por el Arco Marchese, construido en 1530, es solo el inicio de un paseo en la que encontrarás concurridas plazas; pequeñas iglesias barrocas; y frases de personajes ligados al arte, de la talla de Jim Morrison y del chileno Pablo Neruda. Pero en esta aventura, lo más rescatable es poder disfrutar de cada pintoresco rinconcito escondido en sus laberínticas calles de muros blancos y hermoseadas con coloridas flores. No por nada es considerado uno de los lugares más lindos de la región. Como buen lugar receptor de miles y miles de turistas, Polignano a Mare cuenta con una amplia oferta gastronómica. Desde un restaurante considerado como uno de los más caros de toda Europa, que se encuentra en una cueva con vistas al mar en uno de los acantilados, hasta las típicas cafeterías italianas. Desde el punto de vista gastronómico, el fuerte son los pescados y mariscos, siendo famosos los paninos (sándwiches) con productos del mar. Pero también es común encontrar en la ciudad todo lo típico que se ofrece en la región de Apulia: focaccia barese, café leccese, pasticcioto, tetta della monaca, panzerotto, etc. Si quieres conocer más sobre este precioso lugar, te invitamos a ver el siguiente video.
Milazzo es una ciudad que por su ubicación geográfica (inserta en una península al frente de las islas eolias), es un tranquilo e ideal lugar para pasar algunos días de verano. De su historia y de su enorme fortaleza, el conocido como Castillo de Milazzo, puedes leer en nuestra nota anterior. En esta oportunidad narraremos como pasar un día en esta apacible ciudad, enfocados no solo en algunos de sus lugares de interés turístico, sino también en la oferta gastronómica que la ciudad ofrece que, por supuesto, se centra en las delicias típicas de Sicilia. En la mañana, comenzamos con un desayuno típico siciliano que incluye, además del clásico café italiano, un pan brioche, una cassata siciliana y un infaltable cannolo. Estos tres productos se pueden encontrar en toda la isla. En nuestro caso, optamos por una de las tantas típicas pasticcerie que puedes encontrar en el centro de Milazzo. Se trata del Bar Pasticceria Merrina (Massimiliano Regis n° 50). Tras este dulce desayuno, nos dirigimos al cabo de Milazzo, Capo Milazzo, para disfrutar de sus excelentes vistas al mar Tirreno. En este mirador natural se encuentra también vestigios de cultura material, una iglesia rupestre, es decir cavada en las rocas, en honor a San Antonio de Padua, quien en el siglo XIII ocupó la gruta como refugio. Llega la hora de almuerzo y nos dirigimos nuevamente al centro de la ciudad. Elegimos Antichi Sapori (Umberto I n° 174), una trattoria que ofrece, entre otros, platos típicos de la zona. No olvidemos que Milazzo está en una isla, por lo que los productos del mar fueron los preferidos en esta visita; pasta con camarones y pistachos, choritos (mejillones) y un mix de fritos de productos del mar amenizaron nuestro mediodía. Después de descansar, nos fuimos a la costa poniente de la península, donde encontramos kilómetros de playa, bien cuidadas y con aguas muy limpias. Finalmente elegimos la playa más al norte, en la zona conocida como baia del tono. Un lugar paradisiaco para el descanso. Llega el atardecer y nos disponemos a elegir un lugar para el tradicional “bajón” post playa. Cerca de la costa encontramos un local de hamburguesas con un peculiar nombre: la Puttega (Piazza San Papino n° 8). Realmente nos sorprendieron sus hamburguesas, a tal punto que considero una de las mejores que he comido en mi vida. Es un local simple, pero la calidad de los ingredientes y sobre todo de la carne, hacen que uno quiera volver a probarlas. Ya caída la noche estival, las calles de Milazzo se llenan de gente paseando, pero mayoritariamente se encuentran en las múltiples terrazas de cada uno de los locales para beber y comer. Terminamos el día en la pizzería Matto (Massimiliano Regis n°24), un agradable lugar, buena atención y onda. Ahí probamos los famosos spritz (muy consumidos en Italia) en sus versiones con Aperol y con Campari, además de una pizza alla norma, toda una clásica de Sicilia, cuyo ingrediente principal es la berenjena. Finalizamos una jornada en que el descanso se mezcló con la naturaleza y la cultura. Eso, y por supuesto muchas opciones para agasajar los paladares, es lo que ofrece esta bella ciudad de Milazzo. Si quieres conocer más sobre este tour gastronómico y los lugares que visitamos, te invitamos a ver el siguiente video.
Para todos aquellos amantes de la historia de la arquitectura y, en especial, a quienes se fascinan con la teatralidad del barroco, la ciudad de Lecce es un imperdible. Ubicada en el centro de la península de Salento, aquella que también se conoce vulgarmente como el taco de la “bota itálica”, y a solo dos horas en tren de la capital pugliese, Bari, Lecce cuenta con un riquísimo casco histórico (de ahí que se le conoce como la Florencia del sur) con imponentes iglesias barrocas, edificios civiles y plazas amplias que nos sumergen en siglos pasados. Dentro de su casco histórico destaca, en lo que a edificios religiosos se refiere, la basílica de Santa Croce, cuya fachada tiene tal cantidad de esculturas y detalles, que puedes pasar mucho tiempo contemplándola. También te recomendamos dos plazas: la primera, la Piazza del Duomo, donde se ubica la catedral de la ciudad; y la Piazza Sant’Oronzo, que destaca por su imponente columna y por los restos de un anfiteatro romano que data del siglo II d.C. Para los que quieran descansar de tantas edificaciones y prefiera la naturaleza, a pocos metros del centro puedes visitar de los jardines públicos Giuseppe Garibaldi, también conocidos como Villa Comunale, donde se puede disfrutar de 34.000 metros cuadrados de plantas, árboles y flores. Lecce no sólo es sinónimo de edificios bellos, también concentra una oferta gastronómica que aprovecha lo mejor de los productos de la península salentina. En el centro puedes encontrar varias cafetería/pastelerías, que además de ofrecer café leccese y gelatos, cuentan con pasteles dulces y salados tradicionales como el pasticcioto leccese, el frutone y el rústico. Recomendamos la Pasticceria Natale (Via Salvatore Trinchese n°7) y el Caffe Alvino (Piazza Sant'Oronzo n°30). Ahora bien, si de sándwiches se trata, no puedes dejar de probar una puccia. Presentado en un pan muy fino y redondo, rellenado con productos locales, este emparedado es una de las mejores formas de disfrutar de la zona a través del paladar. Nosotros tuvimos una excelente experiencia visitando la Antica Pucceria Giannone dal 1941 (Via Giuseppe Libertini n°46) donde no solo disfrutamos una sabrosísima puccia, sino también conocer un poco más de la historia de este local cuyo dueño es la tercera generación, pero que reconoce que fueron su abuelo y su padre quienes crearon estos exquisitos sándwiches. Este local también tiene como particularidad que coleccionan billetes de diversos países que los comensales de todo el mundo aportan, además de utilizar sus muros para que estos dejen sus dedicatorias. Si quieres conocer esta hermosa ciudad y su comida local, te invitamos a ver el siguiente capítulo de En Palco Condimenta.
Castro, es la capital de la provincia de Chiloé, isla ubicada en la región de Los Lagos. Un lugar mágico que todos al menos una vez en la vida deberíamos visitar. Si bien la forma más tradicional de llegar a la isla es 'por tierra', cruzando en ferry el canal de Chacao, desde hace poco más de una década existen vuelos directos desde Santiago, a través de Latam y Sky Airlines, aunque no con tanta frecuencia como a otros lugares de Chile. Desde el aeródromo de Mocopulli, ubicado en la comuna de Dalcahue, puedes ya sea rentar un auto o tomar una van o minibus compartido, que esperan a la salida del recinto. Estos servicios no son necesarios de agendar previamente, y te pueden dejar en tu hotel (según la ubicación) o en la Plaza de Armas de Castro. Cerca de la plaza, hay mucho comercio, locales para comer (y carritos de comida también), y por supuesto la Iglesia San Francisco de Castro, Patrimonio de la Humanidad como todas las iglesias de la isla, construida entre 1910 y 1912, una belleza en madera por dentro y por fuera, la que lamentablemente ya no se encuentra abierta todo el día, al igual que otras iglesias de la zona, debido a los amigos de los ajeno. Cerca de allí, se encuentra el polémico mall, que arquitectónicamente hablando desentona con el entorno, pero que es alternativa de paseo para todos aquellos que aman las compras. Caminando desde la plaza hasta el borde costero, por las calles Blanco Encalada o Esmeralda, se puede encontrar varias cafeterías e incluso heladerías. Aquí te recomendamos la heladería artesanalPicaflor que tiene sabores tradicionales e insulares, además de mermeladas, galletas o otras exquisiteces dulces, y también laRegalería Rosa, una pequeña tienda que -como dice su nombre- vende regalos, chocolates de la zona, souvenirs y un rico pan sin gluten artesanal, para los celiacos que anden por la zona. Una vez en la bahía de Castro, es imperdible la foto con la estatua en homenaje al Marino Chilote -inaugurada en 2019- además de comer curanto o milcao en los restaurantes que la bordean, nosotros te recomendamosEl Caleuche y La Pincoya, excelente local palafito, con buena atención, vista y rica comida. También en ese sector, encuentras un letrero gigante con el nombre de la ciudad para la típica fotografía del recuerdo, y el Mercado Lillo que ofrece una gran cantidad de productos artesanales de la zona, para llevarse un recuerdo. Otro mercado que hay que visitar, es el de Castro o Feria de Yumbel, que ofrece frutas y verduras, como la exquisita variedad de papas chilotas a muy buen precio, quesos, pescados y mariscos frescos, y artesanías de la zona. Mientras que en el segundo piso hay algunas cocinerías que desde temprano ofrecen comida, principalmente relacionada con productos del mar, además de las infaltables empanadas y milcaos. Volviendo a la bahía, un buen panorama es realizar un paseo en lancha por sólo 5 mil pesos chilenos por persona, un recorrido de 45 minutos por la costa que permite tener una mejor perspectiva de los palafitos, conocer los lugares donde se grabaron teleseries chilenas como La Fiera o Isla Paraíso, y también descubrir anécdotas de la localidad gracias al anfitrión de la embarcación. Una salida segura y entretenida para toda la familia. Para pernoctar, hay una gran variedad de hoteles de todo tipo, nosotros recomendamos hacerlo en un alojamiento palafito, para vivir la experiencia. En nuestro caso, nos quedamos en Alma Chilota, un precioso lugar con vistas inmejorables, preciosa decoración, rico desayuno continental y atención personalizada (sólo 6 habitaciones). Una mezcla entre lo moderno y tradicional, que te permite compartir con otras personas y, a la vez, tener tu privacidad. Caminar por las calles de Castro -en general- siempre es una buena idea, incluso bajo una lluvia moderada, apreciar sus paisajes, arquitectura, sentir sus olores, es un deleite. Ahora, si quieres visitar otras comunas de Chiloé, atrás de la Iglesia San Francisco están los terminales de buses, allí puedes tomar locomoción para ir lugares como Chonchi, Dalcahue, Quellón, Ancud, por ejemplo. Los precios son módicos, sólo fijarse bien en los horarios de salida y regreso. Si quieres conocer más sobre qué comer en Castro, no te pierdas en nuevo capítulo de En Palco Condimenta, en el siguiente video:
“Volare…oh, oh, Cantare…oh, oh…Nel blu, dipinto di blu…Felice di stare lassù…” resuena en nuestros pensamientos al llegar a Polignano a Mare, uno de los balnearios más cotizados por turistas italianos y extranjeros que visitan este pequeño rincón del sur de Italia. ¿La razón?. Esta ciudad, hoy de casi 20.000 habitantes y solo a 30 minutos en tren desde la capital de la región de Apulia, Bari, fue la cuna del cantautor Domenico Modugno, quien hizo de “Volare” un himno reconocido mundialmente. La ciudad le rinde homenaje a quien es considerado en la mismísima Italia como el cantante más influyente de la música italiana del siglo XX: una plaza abierta al mar lleva su nombre (excelente mirador para apreciar los acantilados) coronada con una estatua de Modugno con los brazos abiertos y con un fondo dipinto di blu, en alusión al videoclip de la famosa canción. Por supuesto, es uno de los lugares más visitados, formándose incluso filas para obtener una fotografía. Por supuesto, este no es el único atractivo de Polignano a Mare. El principal, sin lugar a duda, son sus playas rodeadas de acantilados, desde donde existen varios miradores para disfrutar de vistas únicas. La particular geografía es complementada por bellas edificaciones de color blanco, que le dan el contraste característico con el azul del mar y del cielo. Su ciudad vieja, a la cual se ingresa por el Arco Marchese, construido en 1530, es solo el inicio de un paseo en la que encontrarás concurridas plazas; pequeñas iglesias barrocas; y frases de personajes ligados al arte, de la talla de Jim Morrison y del chileno Pablo Neruda. Pero en esta aventura, lo más rescatable es poder disfrutar de cada pintoresco rinconcito escondido en sus laberínticas calles de muros blancos y hermoseadas con coloridas flores. No por nada es considerado uno de los lugares más lindos de la región. Como buen lugar receptor de miles y miles de turistas, Polignano a Mare cuenta con una amplia oferta gastronómica. Desde un restaurante considerado como uno de los más caros de toda Europa, que se encuentra en una cueva con vistas al mar en uno de los acantilados, hasta las típicas cafeterías italianas. Desde el punto de vista gastronómico, el fuerte son los pescados y mariscos, siendo famosos los paninos (sándwiches) con productos del mar. Pero también es común encontrar en la ciudad todo lo típico que se ofrece en la región de Apulia: focaccia barese, café leccese, pasticcioto, tetta della monaca, panzerotto, etc. Si quieres conocer más sobre este precioso lugar, te invitamos a ver el siguiente video.
Milazzo es una ciudad que por su ubicación geográfica (inserta en una península al frente de las islas eolias), es un tranquilo e ideal lugar para pasar algunos días de verano. De su historia y de su enorme fortaleza, el conocido como Castillo de Milazzo, puedes leer en nuestra nota anterior. En esta oportunidad narraremos como pasar un día en esta apacible ciudad, enfocados no solo en algunos de sus lugares de interés turístico, sino también en la oferta gastronómica que la ciudad ofrece que, por supuesto, se centra en las delicias típicas de Sicilia. En la mañana, comenzamos con un desayuno típico siciliano que incluye, además del clásico café italiano, un pan brioche, una cassata siciliana y un infaltable cannolo. Estos tres productos se pueden encontrar en toda la isla. En nuestro caso, optamos por una de las tantas típicas pasticcerie que puedes encontrar en el centro de Milazzo. Se trata del Bar Pasticceria Merrina (Massimiliano Regis n° 50). Tras este dulce desayuno, nos dirigimos al cabo de Milazzo, Capo Milazzo, para disfrutar de sus excelentes vistas al mar Tirreno. En este mirador natural se encuentra también vestigios de cultura material, una iglesia rupestre, es decir cavada en las rocas, en honor a San Antonio de Padua, quien en el siglo XIII ocupó la gruta como refugio. Llega la hora de almuerzo y nos dirigimos nuevamente al centro de la ciudad. Elegimos Antichi Sapori (Umberto I n° 174), una trattoria que ofrece, entre otros, platos típicos de la zona. No olvidemos que Milazzo está en una isla, por lo que los productos del mar fueron los preferidos en esta visita; pasta con camarones y pistachos, choritos (mejillones) y un mix de fritos de productos del mar amenizaron nuestro mediodía. Después de descansar, nos fuimos a la costa poniente de la península, donde encontramos kilómetros de playa, bien cuidadas y con aguas muy limpias. Finalmente elegimos la playa más al norte, en la zona conocida como baia del tono. Un lugar paradisiaco para el descanso. Llega el atardecer y nos disponemos a elegir un lugar para el tradicional “bajón” post playa. Cerca de la costa encontramos un local de hamburguesas con un peculiar nombre: la Puttega (Piazza San Papino n° 8). Realmente nos sorprendieron sus hamburguesas, a tal punto que considero una de las mejores que he comido en mi vida. Es un local simple, pero la calidad de los ingredientes y sobre todo de la carne, hacen que uno quiera volver a probarlas. Ya caída la noche estival, las calles de Milazzo se llenan de gente paseando, pero mayoritariamente se encuentran en las múltiples terrazas de cada uno de los locales para beber y comer. Terminamos el día en la pizzería Matto (Massimiliano Regis n°24), un agradable lugar, buena atención y onda. Ahí probamos los famosos spritz (muy consumidos en Italia) en sus versiones con Aperol y con Campari, además de una pizza alla norma, toda una clásica de Sicilia, cuyo ingrediente principal es la berenjena. Finalizamos una jornada en que el descanso se mezcló con la naturaleza y la cultura. Eso, y por supuesto muchas opciones para agasajar los paladares, es lo que ofrece esta bella ciudad de Milazzo. Si quieres conocer más sobre este tour gastronómico y los lugares que visitamos, te invitamos a ver el siguiente video.
Para todos aquellos amantes de la historia de la arquitectura y, en especial, a quienes se fascinan con la teatralidad del barroco, la ciudad de Lecce es un imperdible. Ubicada en el centro de la península de Salento, aquella que también se conoce vulgarmente como el taco de la “bota itálica”, y a solo dos horas en tren de la capital pugliese, Bari, Lecce cuenta con un riquísimo casco histórico (de ahí que se le conoce como la Florencia del sur) con imponentes iglesias barrocas, edificios civiles y plazas amplias que nos sumergen en siglos pasados. Dentro de su casco histórico destaca, en lo que a edificios religiosos se refiere, la basílica de Santa Croce, cuya fachada tiene tal cantidad de esculturas y detalles, que puedes pasar mucho tiempo contemplándola. También te recomendamos dos plazas: la primera, la Piazza del Duomo, donde se ubica la catedral de la ciudad; y la Piazza Sant’Oronzo, que destaca por su imponente columna y por los restos de un anfiteatro romano que data del siglo II d.C. Para los que quieran descansar de tantas edificaciones y prefiera la naturaleza, a pocos metros del centro puedes visitar de los jardines públicos Giuseppe Garibaldi, también conocidos como Villa Comunale, donde se puede disfrutar de 34.000 metros cuadrados de plantas, árboles y flores. Lecce no sólo es sinónimo de edificios bellos, también concentra una oferta gastronómica que aprovecha lo mejor de los productos de la península salentina. En el centro puedes encontrar varias cafetería/pastelerías, que además de ofrecer café leccese y gelatos, cuentan con pasteles dulces y salados tradicionales como el pasticcioto leccese, el frutone y el rústico. Recomendamos la Pasticceria Natale (Via Salvatore Trinchese n°7) y el Caffe Alvino (Piazza Sant'Oronzo n°30). Ahora bien, si de sándwiches se trata, no puedes dejar de probar una puccia. Presentado en un pan muy fino y redondo, rellenado con productos locales, este emparedado es una de las mejores formas de disfrutar de la zona a través del paladar. Nosotros tuvimos una excelente experiencia visitando la Antica Pucceria Giannone dal 1941 (Via Giuseppe Libertini n°46) donde no solo disfrutamos una sabrosísima puccia, sino también conocer un poco más de la historia de este local cuyo dueño es la tercera generación, pero que reconoce que fueron su abuelo y su padre quienes crearon estos exquisitos sándwiches. Este local también tiene como particularidad que coleccionan billetes de diversos países que los comensales de todo el mundo aportan, además de utilizar sus muros para que estos dejen sus dedicatorias. Si quieres conocer esta hermosa ciudad y su comida local, te invitamos a ver el siguiente capítulo de En Palco Condimenta.
Castro, es la capital de la provincia de Chiloé, isla ubicada en la región de Los Lagos. Un lugar mágico que todos al menos una vez en la vida deberíamos visitar. Si bien la forma más tradicional de llegar a la isla es 'por tierra', cruzando en ferry el canal de Chacao, desde hace poco más de una década existen vuelos directos desde Santiago, a través de Latam y Sky Airlines, aunque no con tanta frecuencia como a otros lugares de Chile. Desde el aeródromo de Mocopulli, ubicado en la comuna de Dalcahue, puedes ya sea rentar un auto o tomar una van o minibus compartido, que esperan a la salida del recinto. Estos servicios no son necesarios de agendar previamente, y te pueden dejar en tu hotel (según la ubicación) o en la Plaza de Armas de Castro. Cerca de la plaza, hay mucho comercio, locales para comer (y carritos de comida también), y por supuesto la Iglesia San Francisco de Castro, Patrimonio de la Humanidad como todas las iglesias de la isla, construida entre 1910 y 1912, una belleza en madera por dentro y por fuera, la que lamentablemente ya no se encuentra abierta todo el día, al igual que otras iglesias de la zona, debido a los amigos de los ajeno. Cerca de allí, se encuentra el polémico mall, que arquitectónicamente hablando desentona con el entorno, pero que es alternativa de paseo para todos aquellos que aman las compras. Caminando desde la plaza hasta el borde costero, por las calles Blanco Encalada o Esmeralda, se puede encontrar varias cafeterías e incluso heladerías. Aquí te recomendamos la heladería artesanalPicaflor que tiene sabores tradicionales e insulares, además de mermeladas, galletas o otras exquisiteces dulces, y también laRegalería Rosa, una pequeña tienda que -como dice su nombre- vende regalos, chocolates de la zona, souvenirs y un rico pan sin gluten artesanal, para los celiacos que anden por la zona. Una vez en la bahía de Castro, es imperdible la foto con la estatua en homenaje al Marino Chilote -inaugurada en 2019- además de comer curanto o milcao en los restaurantes que la bordean, nosotros te recomendamosEl Caleuche y La Pincoya, excelente local palafito, con buena atención, vista y rica comida. También en ese sector, encuentras un letrero gigante con el nombre de la ciudad para la típica fotografía del recuerdo, y el Mercado Lillo que ofrece una gran cantidad de productos artesanales de la zona, para llevarse un recuerdo. Otro mercado que hay que visitar, es el de Castro o Feria de Yumbel, que ofrece frutas y verduras, como la exquisita variedad de papas chilotas a muy buen precio, quesos, pescados y mariscos frescos, y artesanías de la zona. Mientras que en el segundo piso hay algunas cocinerías que desde temprano ofrecen comida, principalmente relacionada con productos del mar, además de las infaltables empanadas y milcaos. Volviendo a la bahía, un buen panorama es realizar un paseo en lancha por sólo 5 mil pesos chilenos por persona, un recorrido de 45 minutos por la costa que permite tener una mejor perspectiva de los palafitos, conocer los lugares donde se grabaron teleseries chilenas como La Fiera o Isla Paraíso, y también descubrir anécdotas de la localidad gracias al anfitrión de la embarcación. Una salida segura y entretenida para toda la familia. Para pernoctar, hay una gran variedad de hoteles de todo tipo, nosotros recomendamos hacerlo en un alojamiento palafito, para vivir la experiencia. En nuestro caso, nos quedamos en Alma Chilota, un precioso lugar con vistas inmejorables, preciosa decoración, rico desayuno continental y atención personalizada (sólo 6 habitaciones). Una mezcla entre lo moderno y tradicional, que te permite compartir con otras personas y, a la vez, tener tu privacidad. Caminar por las calles de Castro -en general- siempre es una buena idea, incluso bajo una lluvia moderada, apreciar sus paisajes, arquitectura, sentir sus olores, es un deleite. Ahora, si quieres visitar otras comunas de Chiloé, atrás de la Iglesia San Francisco están los terminales de buses, allí puedes tomar locomoción para ir lugares como Chonchi, Dalcahue, Quellón, Ancud, por ejemplo. Los precios son módicos, sólo fijarse bien en los horarios de salida y regreso. Si quieres conocer más sobre qué comer en Castro, no te pierdas en nuevo capítulo de En Palco Condimenta, en el siguiente video: