En 1963, el director estadounidense de origen griego Elia Kazan, estrenó América, América, una de sus tantas obras maestras, basada en un libro escrito por él mismo que toma como inspiración la vida de un tío. Ambientada a finales del siglo XIX, la cinta sigue la odisea de Stavros Topouzoglou, un joven griego que huye de la opresión en el Imperio Otomano con la esperanza de llegar a Estados Unidos. Con esta obra Kazan buscaba retratar las dificultades y sacrificios que significa la búsqueda del sueño americano, así como los desafíos de la inmigración, mientras el protagonista debe lidiar con mecenas o figuras de poder. Más de 60 años después, El Brutalista ( The Brutalist) de Brady Corbet, recoge ese testigo y lo reformula en una historia que, aunque ambientada en la posguerra, sigue explorando la colisión entre la esperanza y la realidad. Si Kazan narraba su propia historia familiar, Corbet se enfoca en el imaginario László Toth ( Adrien Brody), un arquitecto judío húngaro que emigra a Estados Unidos tras sobrevivir al Holocausto. Su talento y ambición lo llevan a trabajar bajo la tutela de Harrison Lee Van buren ( Guy Pearce), un poderoso industrialista que ve en él un potencial moldeable. Pero lo que comienza como una oportunidad pronto se convierte en un dilema moral: ¿hasta dónde debe sacrificar su visión artística para complacer a quienes tienen el poder? Si hay algo que distingue a El Brutalista es su impresionante calidad artística. Filmada en VistaVision, el formato panorámico que ha dado vida a clásicos como Vértigo de Alfred Hitchcock y The Searchers de John Ford, la película posee una riqueza visual deslumbrante. La fotografía de Lol Crawley ( Vox Lux, The Childhood of a Leader) utiliza la profundidad de campo y la textura del celuloide para crear imágenes que parecen esculpidas en luz y sombra. Cada encuadre está cuidadosamente compuesto, evocando la estética austera pero monumental de la arquitectura brutalista que da nombre a la cinta. Si bien Adrien Brody ha construido una carrera notable, pocas veces ha tenido un papel que le permitiera explorar su rango actoral con la misma intensidad que en El pianista (2002). Aquí entrega una interpretación contenida pero profundamente emocional, encarnando a un hombre que oscila entre la determinación y la desesperación. Su László es un soñador que no tarda en comprender que su talento no basta: debe negociar, ceder, y quizás, traicionarse a sí mismo. La fragilidad y fuerza que Brody imprime en el personaje son impresionantes. Cada mirada, cada gesto minúsculo sugiere una lucha interna que lo va consumiendo poco a poco. Es un papel que le exige un control absoluto de su expresividad, de su físico y el resultado es una interpretación que, sin duda, debería consolidarse como la mejor del año. Por otro lado, el resto del elenco brilla en cada escena. Guy Pearce se luce como el villano de la función, un personaje carismático y manipulador que encarna el lado más despiadado y ruin del sueño americano. Su actuación es tan refinada como inquietante, creando un antagonista cuyo poder se siente en cada palabra. Asimismo, Felicity Jones interpreta a la esposa de László, una mujer atrapada en la lucha de su marido, intentando equilibrar el sacrificio con la necesidad de sobrevivir en un entorno hostil. También destacan Isaach de Bankole, Stacy Martin, Joe Alwyn y Alessandro Nivola. Otro elemento determinante es la música. La majestuosa banda sonora compuesta por Daniel Blumberg, envuelve la película en una elegancia sombría, con piezas épicas y clásicas que oscilan entre la delicadeza minimalista y la opresión emocional. Además, incluye composiciones modernas para el epílogo de la película, ambientada en la década de los ochenta. Con casi cuatro horas de duración, El Brutalista podría parecer un reto para algunos espectadores. Sin embargo, su ritmo pausado pero absorbente nunca se siente como una barrera. ¿Podría haber durado menos? Absolutamente, pero en general la experiencia fluye como la seda. Dicho esto, su densidad emocional y narrativa podría hacer que su “replay value” no sea inmediato. No es una película que uno revisitará con frecuencia, y probablemente requiera tiempo para ser digerida antes de un segundo visionado. Pero más allá de su despliegue visual y su brillante elenco, el tercer largometraje de Brady Corbet es una fascinante meditación sobre el costo de la ambición y la identidad en tierra extranjera. Mientras que América, América mostraba la odisea de un inmigrante en su travesía hacia Estados Unidos, El Brutalista nos enfrenta a lo que ocurre después: la lucha por no perderse en el proceso de adaptación. En definitiva, esta épica y sobrecogedora película es un testamento al poder del cine como arte visual y emocional. Es una obra que, al igual que el trabajo de Kazan, permanecerá en el tiempo, no solo por la belleza de sus imágenes, sino por la universalidad de su historia. Y, por último, también nos recuerda el poder del cine como experiencia inmersiva. Es un placer tener la oportunidad de ver VistaVision en pantalla grande, una elección artística que remite a la era dorada del cine, cuando maestros y artesanos como John Sturges, William Wyler o Anthony Mann lo utilizaron para dotar a sus películas de un impacto visual inigualable. Ojalá más cineastas sigan esta senda. The Brutalist ya está en cines chilenos.
Este domingo 5 de enero se realizó la entrega número 82 de los Globos de Oro, que celebra lo mejor del cine y la televisión, según la prensa extranjera de Hollywood. La maestra de ceremonia -en esta ocasión- fue la comediante Nikki Glaser, quien por más que se esforzó por ser graciosa, no lo logró demasiado. Demi Moore, en shock y con un inspirador discurso, recibió la estatuilla como Mejor Actriz en una Comedia o Musical (aunque la cinta es en realidad un body horror) por su papel enLa Sustancia. Ella aseguró que jamás había ganado un premio por actuar, y que por mucho tiempo pensó que su carrera no iba a ser más de lo que había sido. Sebastian Stan, por su lado, se quedó con el reconocimiento en la misma categoría, pero masculina, por su rol en A Different Man. Kieran Culkin se quedó con la estatuilla a Mejor Actor de Reparto por A Real Pain. Por su parte, en la categoría femenina resultó ganadora Zoe Saldaña por su estupendo trabajo enEmilia Pérez. La cinta Francesa -con la mayor cantidad de nominaciones- también se quedó con el premio a Mejor Película de Habla no Inglesa, Mejor Canción por El Mal y como Mejor Película de Comedia o Musical. Una sorprendida Fernanda Torres recibió el premio a la Mejor Actriz Dramática por Aún estoy aquí de Walter Salles. Curiosamente, su madre Fernanda Montenegro, había sido nominada en la misma categoría, en 1998, por un filme del mismo director. La producción filmada en la obsoleta VistaVision, The Brutalist, alzó la estatuilla dorada como Mejor Película Dramática, como Mejor Director por la realización de Brady Corbet, mientras que su protagonista, Adrien Brody, también resultó galardonado. El premio a Mejor Guion se lo ganó Peter Straughan por su adaptación de la novela Conclave, para la cinta del mismo nombre. El filme de Letonia Flow se llevó el Globo de Oro a la Mejor Película Animada. Una pequeña gran cinta que se menciona entre las favoritas para ser nominada a los Oscars. El musical Wicked se quedó con el Globo de Oro al Logro Cinematográfico y de Taquilla, un galardón que se entrega por segundo año. En materia de TV, se ganó el galardón a Mejor Serie de TV de Comedia,Hacks, además de llevarse premio Jean Smart como Mejor Actriz de Comedia o Musical por su aclamado papel en esta producción. La estatuilla a Mejor Actor de Comedia, por tercera vez, fue para el actor Jeremy Allen White, quien no asistió a la ceremonia. La nueva adaptación deShogun se adjudicó el reconocimiento a Mejor Serie Dramática, además de destacar a sus protagonista Hiroyuki Sanada y Anna Sawai como los mejores actores dramáticos, y a Tadanibu Asano como Mejor Actor de Reparto. La inglesa Jessica Gunning resultó como la Mejor Actriz de reparto por su trabajo en Baby Reno de Netflix, producción que también obtuvo el honor como Mejor Miniserie o Película de Televisión.
Desde su impecable interpretación en la obra maestra de Roman Polanski “El Pianista” que le valió el premio Oscar a Mejor Actor, el actor Adrien Brody se ha mantenido alejado de los galardones e incluso de grandes producciones, participando en películas algo modestas, y especialmente en la particular obra de Wes Anderson. Con “El Brutalista”, la nueva película de Brady Corbet, el histrión ya recibió su primera nominación a los Globos de Oro, y es esperable que reciba su segunda nominación a los Premios de la Academia, porque según las críticas su interpretación (y el filme) son monumentales. La trama está ambientada en la posguerra, donde el visionario arquitecto Lászlo Toth (Brody) llega a Estados Unidos para reconstruir su vida, su obra y su matrimonio con su esposa Erzsébet tras verse obligados a separarse durante la guerra. Solo y en un país completamente desconocido, Lászlo se establece en Pensilvania, donde el adinerado y prominente empresario industrial Harrison Lee Van Buren reconoce su talento para la arquitectura. Sin embargo, el poder y forjar un legado tienen su precio. Considerada como una cinta épica y a gran escala, la esperadísima producción de A24 y Universal Pictures promete dejar una marca en el cine estadounidense contemporáneo, con una odisea que se construye a través de décadas, varios países y postales de proporciones descomunales. Además, incluye en su elenco los aplaudidos papeles de Felicity Jones y Guy Pearce. Por lo demás, la película tiene una duración de 3 horas y media, fue filmada en el clásico formato VistaVision y reincorpora -además- un elemento llamativo dentro de la experiencia cinematográfica: los intermedios, esta vez de 15 minutos, donde los espectadores podrán levantarse de sus asientos para ir al baño, conseguir un snack o simplemente estirar las piernas. “El Brutalista” se estrena en cines el 20 de febrero de 2025. Revisa el tráiler a continuación:
En 1963, el director estadounidense de origen griego Elia Kazan, estrenó América, América, una de sus tantas obras maestras, basada en un libro escrito por él mismo que toma como inspiración la vida de un tío. Ambientada a finales del siglo XIX, la cinta sigue la odisea de Stavros Topouzoglou, un joven griego que huye de la opresión en el Imperio Otomano con la esperanza de llegar a Estados Unidos. Con esta obra Kazan buscaba retratar las dificultades y sacrificios que significa la búsqueda del sueño americano, así como los desafíos de la inmigración, mientras el protagonista debe lidiar con mecenas o figuras de poder. Más de 60 años después, El Brutalista ( The Brutalist) de Brady Corbet, recoge ese testigo y lo reformula en una historia que, aunque ambientada en la posguerra, sigue explorando la colisión entre la esperanza y la realidad. Si Kazan narraba su propia historia familiar, Corbet se enfoca en el imaginario László Toth ( Adrien Brody), un arquitecto judío húngaro que emigra a Estados Unidos tras sobrevivir al Holocausto. Su talento y ambición lo llevan a trabajar bajo la tutela de Harrison Lee Van buren ( Guy Pearce), un poderoso industrialista que ve en él un potencial moldeable. Pero lo que comienza como una oportunidad pronto se convierte en un dilema moral: ¿hasta dónde debe sacrificar su visión artística para complacer a quienes tienen el poder? Si hay algo que distingue a El Brutalista es su impresionante calidad artística. Filmada en VistaVision, el formato panorámico que ha dado vida a clásicos como Vértigo de Alfred Hitchcock y The Searchers de John Ford, la película posee una riqueza visual deslumbrante. La fotografía de Lol Crawley ( Vox Lux, The Childhood of a Leader) utiliza la profundidad de campo y la textura del celuloide para crear imágenes que parecen esculpidas en luz y sombra. Cada encuadre está cuidadosamente compuesto, evocando la estética austera pero monumental de la arquitectura brutalista que da nombre a la cinta. Si bien Adrien Brody ha construido una carrera notable, pocas veces ha tenido un papel que le permitiera explorar su rango actoral con la misma intensidad que en El pianista (2002). Aquí entrega una interpretación contenida pero profundamente emocional, encarnando a un hombre que oscila entre la determinación y la desesperación. Su László es un soñador que no tarda en comprender que su talento no basta: debe negociar, ceder, y quizás, traicionarse a sí mismo. La fragilidad y fuerza que Brody imprime en el personaje son impresionantes. Cada mirada, cada gesto minúsculo sugiere una lucha interna que lo va consumiendo poco a poco. Es un papel que le exige un control absoluto de su expresividad, de su físico y el resultado es una interpretación que, sin duda, debería consolidarse como la mejor del año. Por otro lado, el resto del elenco brilla en cada escena. Guy Pearce se luce como el villano de la función, un personaje carismático y manipulador que encarna el lado más despiadado y ruin del sueño americano. Su actuación es tan refinada como inquietante, creando un antagonista cuyo poder se siente en cada palabra. Asimismo, Felicity Jones interpreta a la esposa de László, una mujer atrapada en la lucha de su marido, intentando equilibrar el sacrificio con la necesidad de sobrevivir en un entorno hostil. También destacan Isaach de Bankole, Stacy Martin, Joe Alwyn y Alessandro Nivola. Otro elemento determinante es la música. La majestuosa banda sonora compuesta por Daniel Blumberg, envuelve la película en una elegancia sombría, con piezas épicas y clásicas que oscilan entre la delicadeza minimalista y la opresión emocional. Además, incluye composiciones modernas para el epílogo de la película, ambientada en la década de los ochenta. Con casi cuatro horas de duración, El Brutalista podría parecer un reto para algunos espectadores. Sin embargo, su ritmo pausado pero absorbente nunca se siente como una barrera. ¿Podría haber durado menos? Absolutamente, pero en general la experiencia fluye como la seda. Dicho esto, su densidad emocional y narrativa podría hacer que su “replay value” no sea inmediato. No es una película que uno revisitará con frecuencia, y probablemente requiera tiempo para ser digerida antes de un segundo visionado. Pero más allá de su despliegue visual y su brillante elenco, el tercer largometraje de Brady Corbet es una fascinante meditación sobre el costo de la ambición y la identidad en tierra extranjera. Mientras que América, América mostraba la odisea de un inmigrante en su travesía hacia Estados Unidos, El Brutalista nos enfrenta a lo que ocurre después: la lucha por no perderse en el proceso de adaptación. En definitiva, esta épica y sobrecogedora película es un testamento al poder del cine como arte visual y emocional. Es una obra que, al igual que el trabajo de Kazan, permanecerá en el tiempo, no solo por la belleza de sus imágenes, sino por la universalidad de su historia. Y, por último, también nos recuerda el poder del cine como experiencia inmersiva. Es un placer tener la oportunidad de ver VistaVision en pantalla grande, una elección artística que remite a la era dorada del cine, cuando maestros y artesanos como John Sturges, William Wyler o Anthony Mann lo utilizaron para dotar a sus películas de un impacto visual inigualable. Ojalá más cineastas sigan esta senda. The Brutalist ya está en cines chilenos.
Este domingo 5 de enero se realizó la entrega número 82 de los Globos de Oro, que celebra lo mejor del cine y la televisión, según la prensa extranjera de Hollywood. La maestra de ceremonia -en esta ocasión- fue la comediante Nikki Glaser, quien por más que se esforzó por ser graciosa, no lo logró demasiado. Demi Moore, en shock y con un inspirador discurso, recibió la estatuilla como Mejor Actriz en una Comedia o Musical (aunque la cinta es en realidad un body horror) por su papel enLa Sustancia. Ella aseguró que jamás había ganado un premio por actuar, y que por mucho tiempo pensó que su carrera no iba a ser más de lo que había sido. Sebastian Stan, por su lado, se quedó con el reconocimiento en la misma categoría, pero masculina, por su rol en A Different Man. Kieran Culkin se quedó con la estatuilla a Mejor Actor de Reparto por A Real Pain. Por su parte, en la categoría femenina resultó ganadora Zoe Saldaña por su estupendo trabajo enEmilia Pérez. La cinta Francesa -con la mayor cantidad de nominaciones- también se quedó con el premio a Mejor Película de Habla no Inglesa, Mejor Canción por El Mal y como Mejor Película de Comedia o Musical. Una sorprendida Fernanda Torres recibió el premio a la Mejor Actriz Dramática por Aún estoy aquí de Walter Salles. Curiosamente, su madre Fernanda Montenegro, había sido nominada en la misma categoría, en 1998, por un filme del mismo director. La producción filmada en la obsoleta VistaVision, The Brutalist, alzó la estatuilla dorada como Mejor Película Dramática, como Mejor Director por la realización de Brady Corbet, mientras que su protagonista, Adrien Brody, también resultó galardonado. El premio a Mejor Guion se lo ganó Peter Straughan por su adaptación de la novela Conclave, para la cinta del mismo nombre. El filme de Letonia Flow se llevó el Globo de Oro a la Mejor Película Animada. Una pequeña gran cinta que se menciona entre las favoritas para ser nominada a los Oscars. El musical Wicked se quedó con el Globo de Oro al Logro Cinematográfico y de Taquilla, un galardón que se entrega por segundo año. En materia de TV, se ganó el galardón a Mejor Serie de TV de Comedia,Hacks, además de llevarse premio Jean Smart como Mejor Actriz de Comedia o Musical por su aclamado papel en esta producción. La estatuilla a Mejor Actor de Comedia, por tercera vez, fue para el actor Jeremy Allen White, quien no asistió a la ceremonia. La nueva adaptación deShogun se adjudicó el reconocimiento a Mejor Serie Dramática, además de destacar a sus protagonista Hiroyuki Sanada y Anna Sawai como los mejores actores dramáticos, y a Tadanibu Asano como Mejor Actor de Reparto. La inglesa Jessica Gunning resultó como la Mejor Actriz de reparto por su trabajo en Baby Reno de Netflix, producción que también obtuvo el honor como Mejor Miniserie o Película de Televisión.
Desde su impecable interpretación en la obra maestra de Roman Polanski “El Pianista” que le valió el premio Oscar a Mejor Actor, el actor Adrien Brody se ha mantenido alejado de los galardones e incluso de grandes producciones, participando en películas algo modestas, y especialmente en la particular obra de Wes Anderson. Con “El Brutalista”, la nueva película de Brady Corbet, el histrión ya recibió su primera nominación a los Globos de Oro, y es esperable que reciba su segunda nominación a los Premios de la Academia, porque según las críticas su interpretación (y el filme) son monumentales. La trama está ambientada en la posguerra, donde el visionario arquitecto Lászlo Toth (Brody) llega a Estados Unidos para reconstruir su vida, su obra y su matrimonio con su esposa Erzsébet tras verse obligados a separarse durante la guerra. Solo y en un país completamente desconocido, Lászlo se establece en Pensilvania, donde el adinerado y prominente empresario industrial Harrison Lee Van Buren reconoce su talento para la arquitectura. Sin embargo, el poder y forjar un legado tienen su precio. Considerada como una cinta épica y a gran escala, la esperadísima producción de A24 y Universal Pictures promete dejar una marca en el cine estadounidense contemporáneo, con una odisea que se construye a través de décadas, varios países y postales de proporciones descomunales. Además, incluye en su elenco los aplaudidos papeles de Felicity Jones y Guy Pearce. Por lo demás, la película tiene una duración de 3 horas y media, fue filmada en el clásico formato VistaVision y reincorpora -además- un elemento llamativo dentro de la experiencia cinematográfica: los intermedios, esta vez de 15 minutos, donde los espectadores podrán levantarse de sus asientos para ir al baño, conseguir un snack o simplemente estirar las piernas. “El Brutalista” se estrena en cines el 20 de febrero de 2025. Revisa el tráiler a continuación: